American Revenge (1988)

“American Revenge” es una película que te incomoda desde el principio y que, a pesar de su ritmo deliberadamente lento, logra construir una atmósfera de tensión opresiva y visceral. Dirigida con maestría por Olivier Assayas, la película no se adscribe a los clichés del thriller de venganza; en su lugar, se presenta como una disección psicológica de la rabia, la obsesión y los límites de la justicia. No es una película fácil de ver, pero tampoco es una película olvidable.

La trama, centrada en el espectro de la venganza, se desarrolla con una lentitud que puede ser frustrante para algunos espectadores. Sin embargo, esta deliberada pausa es esencial para que se establezca la dinámica entre los personajes y para que se profundice en sus motivaciones. Assayas no se apresura a revelar los detalles de la tragedia inicial, permitiendo que el espectador se sumerja gradualmente en el mundo de Mel, un personaje complejo y moralmente ambiguo. Su calma, su frialdad y su capacidad para observar sin juzgar son elementos cruciales para entender su necesidad de castigo.

Las actuaciones son, en su conjunto, excepcionales. Edward Norton ofrece una interpretación particularmente sutil y perturbadora como Mel. Evita los clichés del personaje de tipo “villano” y le otorga una profunda humanidad, o al menos, una lógica interna que justifica sus acciones. Rosannar Mathiesen como Tanya aporta fuerza y una cierta crudeza que contrasta con la frialdad de Mel. Brian Cox, como el jefe del sindicato, ofrece un retrato de poder despiadado y manipulador, sin caer en la caricatura. La relación entre los personajes es palpable, marcada por la desconfianza, el respeto y, en algunos momentos, incluso por una extraña sensación de camaradería.

El guion, adaptado de la novela de Bret Easton Ellis, es un ejemplo de cómo la narrativa puede ser efectiva sin depender de la acción desenfrenada. La película se centra en las conversaciones, las miradas, los silencios, los momentos de complicidad y de tensión. Assayas utiliza estos recursos para explorar la psicología de los personajes y para cuestionar las convenciones de la venganza. La banda sonora, minimalista y perturbadora, contribuye a crear la atmósfera de inquietud que caracteriza a la película. Es importante destacar que la película no ofrece respuestas fáciles, sino que deja al espectador con más preguntas que respuestas, obligándole a confrontar sus propias ideas sobre la justicia y la moralidad.

“American Revenge” es un thriller psicológico inteligente, inquietante y, en última instancia, muy satisfactorio. No es una película para todos los gustos, pero para aquellos que aprecien las películas que desafían las expectativas y que exploran la complejidad de la naturaleza humana, es una experiencia cinematográfica memorable.

Nota: 8/10