Amigos imaginarios (2024)

“Amigos imaginarios” (Imaginary) no es, como su título podría sugerir, una película de fantasía descarada. Es un thriller psicológico lento y inquietante que, aunque a primera vista pueda parecer un poco desordenado, ofrece una exploración perturbadora de la soledad infantil, el duelo y la fragilidad de la realidad percibida. La película, dirigida por Javi Giraldo, se centra en la historia de Charlie (Charlie Heaton), un joven que regresa a su hogar rural después de una experiencia traumática. A medida de que intenta reconstruir su vida, empieza a percibir la presencia de amigos imaginarios – niños que, por diversas razones, han sido abandonados por sus familias y ahora vagan por la campiña, buscando compañía.

Lo que distingue a "Amigos imaginarios" de otras películas de terror con fantasía es su enfoque en la narrativa emocional. No se trata de sustos fáciles, sino de una atmósfera opresiva y creciente de paranoia. El director utiliza la perspectiva de Charlie para construir una sensación de aislamiento, mostrando su mundo desde un punto de vista subjetivo y cada vez más distorsionado. Las imágenes son visualmente impactantes, con una paleta de colores apagados, composiciones cuidadosamente construidas y un uso efectivo de la luz y la sombra para sugerir lo inconfesable. La película emplea la técnica de la "vista subjetiva" de forma magistral, inmersiéndonos en la mente de Charlie y permitiéndonos cuestionar la veracidad de sus percepciones.

La actuación de Charlie Heaton es la piedra angular de la película. Su interpretación de Charlie es sutil y desgarradora. Captura a la perfección el trauma, la vulnerabilidad y la creciente desesperación del personaje. No es un actor que se expone, sino que transmite la angustia interna de Charlie con una intensidad silenciosa pero palpable. La película también cuenta con un reparto de apoyo sólido, especialmente con la interpretación de los niños imaginarios, que no son caricaturas grotescas, sino representaciones inquietantes de la pérdida y el abandono. La dirección de estos actores es excelente, otorgándoles una profundidad que evita la mera parodia.

El guion, coescrito por Javi Giraldo y Daniel José Donato, presenta cierta inconsistencia. Aunque la idea central es intrigante y bien ejecutada en gran parte, el ritmo de la película se ralentiza considerablemente en el segundo acto, y algunos de los elementos narrativos se sienten un poco forzados. Hay momentos en que la película se pierde un poco en sus propios detalles, dejando que algunos elementos de la trama y el simbolismo no se integren completamente. Sin embargo, a pesar de estas fallas, el guion logra mantener al espectador enganchado gracias a la atmósfera tensa y la poderosa exploración de los temas tratados. La película se presta a múltiples interpretaciones, sugiriendo que la línea entre la realidad y la imaginación es mucho más difusa de lo que aparenta.

En definitiva, “Amigos imaginarios” es una experiencia cinematográfica perturbadora y memorable. No es un terror convencional, sino una meditación sobre el dolor, la soledad y la búsqueda de conexión. Es una película que permanece contigo después de que termina, invitándote a cuestionar la naturaleza de la realidad y la importancia de los lazos humanos. A pesar de sus minoras inconsistencias, se trata de una obra que merece ser vista y discutida.

Nota: 7/10