“Amityville: El Despertar” no es una simple secuela, sino un intento de desenterrar la esencia gélida que hizo famosa la primera “Amityville”, pero con un resultado que, lamentablemente, se siente más como una de esas imitaciones baratas que se agrupan en el género del terror psicológico. El film, dirigido por Zack Parrish, intenta construir una atmósfera de suspense y paranoia, pero se topa con una ejecución torpe que diluye cualquier posibilidad de genuina inquietud. La película se basa en la premisa de una familia que busca un nuevo comienzo, una solución económica para una tragedia familiar, y termina encontrando algo mucho más siniestro que la mera falta de recursos.
La dirección de Parrish es, en general, predecible. Se aferra a las convenciones del género sin aportar nada nuevo ni original. Hay momentos visualmente interesantes, especialmente en la presentación de la casa, que se intuye en sus primeros días de abandono, pero la utilización del flashback y la recreación de recuerdos se siente forzada y a menudo desentonada con la línea argumental principal. Se intenta jugar con la percepción del espectador, la idea de que la realidad es una construcción mental, pero la implementación es tan poco sutil que termina resultando confusa y poco efectiva. El uso de la iluminación, aunque presente, no logra generar el impacto psicológico esperado.
Las actuaciones son variables. Joelle Siegel como Belle logra transmitir la angustia y la creciente desconfianza de su personaje, aunque a veces su interpretación cae en un melodrama exagerado. La actuación de Colton Blank como el hermano gemelo, en coma, es particularmente convincente, llevando al espectador a sentir un verdadero vínculo emocional con su personaje. Sin embargo, el resto del elenco ofrece interpretaciones algo planas y carentes de matices. La madre, interpretada por Rebecca Staunton, carece de profundidad, y su comportamiento errático no se justifica completamente dentro de la trama.
El guion es, sin duda, el punto más débil de la película. Se basa en una premisa interesante pero la ejecución es torpe y llena de clichés. Los fenómenos paranormales se presentan de manera artificiosa y a menudo sin una explicación lógica que justifique sus acciones. El ritmo es irregular, alternando momentos de suspense con escenas de diálogo que no aportan nada significativo a la trama. La ambigüedad, que en ocasiones se pretende como un recurso cinematográfico, aquí se convierte en un obstáculo, ya que el espectador se encuentra constantemente perdido en la niebla de la incertidumbre y la falta de claridad. El intento de conectar la historia con la original es evidente, pero no logra crear una experiencia coherente o satisfactoria. La película intenta dar respuestas, pero sin aportar la profundidad necesaria para que el espectador sienta una conexión real con la historia.
En definitiva, “Amityville: El Despertar” es una película olvidable, una especie de lavado de cara genérico para una franquicia que ya ha sido explotada hasta el extremo. Carece de originalidad, de ambición y de una dirección efectiva. Es un ejercicio de mediocridad que no ofrece nada nuevo al género del terror.
Nota: 4/10