Amor ciego (2001)

“Amor ciego” (Blind Date, 1999) es una comedia romántica con toques de ciencia ficción que, a pesar de su premisa descabellada, logra generar un afecto genuino por sus personajes y una reflexión, aunque a veces un poco forzada, sobre los prejuicios y la belleza interior. La película, dirigida por Harold Ramis, no busca ser un hito cinematográfico, sino más bien un entretenimiento ligero, y en ese sentido, cumple con creces. Sin embargo, la película no está exenta de fallos y la dirección, aunque competente, no siempre logra explotar al máximo su potencial.

La premisa, como se ha mencionado, es curiosa: Hal Larsen, interpretado por Michael Keaton, es un hombre obsesionado con la belleza exterior, un tipo superficial que solo se siente atraído por las mujeres que se asemejan a supermodelos. Tras una sesión de hipnosis con el excéntrico Dr. Miles (R. Wright Penn), Hal adquiere la capacidad de ver la verdadera belleza interior de las mujeres. Esta transformación, que debería resultar en una evolución del personaje, se retrata de una manera a veces un poco abrupta y poco convincente. La película no explora a fondo las consecuencias psicológicas de este cambio, limitándose a mostrar la fascinación inicial de Hal por Rosemary (Madeleine Stuart), una chica amable y obesa que no se ajusta a sus criterios de belleza convencionales. Es ahí donde reside la fuerza del argumento: la película nos desafía a cuestionar nuestros propios estándares de belleza y a apreciar la verdadera esencia de las personas, más allá de su apariencia física.

Las actuaciones son un punto fuerte de la película. Michael Keaton ofrece una interpretación sutil pero efectiva, logrando que el público simpatice con Hal, a pesar de sus defectos iniciales. Madeleine Stuart, en el papel de Rosemary, aporta una ternura y una bondad genuinas que complementan a la perfección la evolución del personaje de Keaton. El resto del reparto secundario, como el Dr. Miles, contribuye con personajes secundarios memorables y divertidos. Sin embargo, la película podría haber beneficiado de un mayor desarrollo del personaje del Dr. Miles; su motivación para llevar a cabo los experimentos hipnóticos permanece algo vaga.

La dirección de Harold Ramis es funcional y establece un tono ligero y humorístico. Si bien la película utiliza la ciencia ficción como excusa para explorar temas más profundos, a veces se siente un poco superficial en su tratamiento de estos temas. El guion, escrito por Harold Ramis y David Rosenbaum, se apoya en situaciones cómicas y diálogos ingeniosos, pero carece de un gran impacto emocional. El ritmo es fluido y el desarrollo de la trama es constante, aunque algunas de las situaciones cómicas, aunque iniciales, pierden fuerza a medida que avanza la película. A pesar de ello, la película consigue mantener el interés del espectador gracias a su propuesta original y sus personajes entrañables.

En resumen, “Amor ciego” es una comedia romántica entretenida y con un mensaje positivo. No es una obra maestra, pero sí un filme agradable que invita a la reflexión y al disfrute. Nota: 7/10