Amor con preaviso (2002)

“Amor con preaviso” (en inglés, “Love with Radar”) no es una obra maestra de la comedia romántica, pero sí un entretenimiento ligero y, en ciertos momentos, sorprendentemente refrescante. La película, que se centra en la dinámica peculiar entre el magnate George Wade y su meticulosa asesora legal, Lucy Kelson, ofrece una exploración, aunque un tanto simplificada, de las relaciones de poder, la dependencia emocional y la búsqueda de la independencia.

La dirección de James Corden es notable por su capacidad para generar un ambiente de tensión contenida. Corden, tanto en la dirección como en el papel principal, logra transmitir la frustración y el deseo de control de George de una manera convincente, sin caer en caricaturas excesivas. La película se beneficia de un ritmo pausado, permitiendo que la química entre Corden y Anna Gunn, que interpreta a Lucy, se desarrolle de forma orgánica. La banda sonora, predominantemente compuesta por música pop de los 80, contribuye a la atmósfera y a la nostalgia que impregna la película. Sin embargo, a veces esta sonoridad se siente un poco forzada, intentando a veces demasiado sutilmente crear un estado de ánimo.

La actuación de Anna Gunn es, sin duda, el punto fuerte de la película. Ella ofrece una interpretación matizada y realista de Lucy, una mujer inteligente, pragmática y, a pesar de su profesión, profundamente vulnerable. La evolución de su personaje, desde la sumisión inicial a la gradual recuperación de su autonomía, es el núcleo emocional de la trama. La relación entre Lucy y George no es simplemente una comedia, sino que la película toca temas de control, expectativas sociales y la dificultad de encontrar una conexión genuina en un mundo donde las apariencias importan más que la realidad. Corden, en su papel, intenta mantener el equilibrio, mostrando momentos de vulnerabilidad que contrastan con su fachada de hombre de negocios seguro de sí mismo. Si bien su interpretación a veces se ve mermada por la formalidad inherente al personaje, logra transmitir una sensación de añoranza y un deseo de conexión.

El guion, escrito por Michael Kander y James Lapine (adaptado de la obra teatral de Kenneth Câmara), presenta una premisa interesante que, lamentablemente, no se explora con la profundidad que merece. Las situaciones cómicas, aunque presentes, a menudo carecen de la sutileza y el ingenio que se esperarían de una comedia moderna. La trama avanza a un ritmo bastante predecible y, en ciertos momentos, se siente un poco inverosímil, especialmente cuando se trata de las maquinaciones de George para mantener el control sobre Lucy. A pesar de ello, la película logra mantener el interés del espectador gracias a la química entre los protagonistas y a la exploración de temas como la dependencia y el deseo de autonomía.

En definitiva, “Amor con preaviso” es un entretenimiento agradable que, aunque no revoluciona el género romántico, ofrece un buen rato. No es una película que se quedará grabada en la memoria, pero sí proporciona una reflexión interesante sobre la complejidad de las relaciones humanas y la importancia de luchar por la propia libertad. Es una propuesta con un potencial que, en parte, no se alcanza plenamente.

Nota: 6/10