Amor embrujado (1997)

“Amor Embrujado” es una película que se ancla en un universo gótico y sobrecogedor, pero que, lamentablemente, no logra explotar por completo su potencial. La propuesta, basada en una mitología oscura y singularmente atractiva, promete una historia de magia, traición y destino, y aunque la atmósfera y la estética son impecables, el guion y, en menor medida, las actuaciones, no logran mantener la tensión y el interés del espectador durante toda la duración de la película. La historia nos presenta un mundo donde el equilibrio entre el bien y el mal está al borde del colapso, con un número reducido de brujas y un solo brujo luchando por mantener el orden, y un niño destinado a un futuro oscuro si no recibe un padrino. Para evitarlo, su madre, Morgana, recurre a un pacto desgarrador: sacrifica sus poderes, pero le ofrece la paz a Molok, el ser maligno.

La dirección de Javier Fuentes-Jaramillo es, en gran medida, efectiva. Domina la ambientación, creando una sensación constante de opresión y fatalidad. La película se beneficia enormemente de su fotografía, que utiliza la paleta de colores, especialmente los tonos sepia y el verde oscuro, para evocar la melancolía y la decadencia. Los paisajes, especialmente los interiores de las casas en ruinas y las atmósferas sombrías, son visualmente impactantes y contribuyen a construir un mundo críptico y perturbador. Sin embargo, la dirección podría haber sido más audaz en la puesta en escena de las escenas de acción, que, a pesar de ser necesarias para la trama, son un tanto previsibles y carecen de dinamismo.

Las actuaciones son desiguales. Mark Strong, en el papel de Molok, ofrece una interpretación convincente, transmitiendo una presencia amenazante y un control implacable. Su actuación se centra en la sutileza y el carisma corrupto, lejos de los clichés de los villanos unidimensionales. Al frente, Neil Buchanan como Michael Firth aporta un toque de vulnerabilidad y nobleza, aunque su personaje resulta, en ocasiones, un tanto plano. La joven Amelia Mayes, como Arthur, posee una inquietante belleza y transmite una mezcla de inocencia y maldad latente. No obstante, la química entre los protagonistas podría haber sido más fuerte y el arco de desarrollo de los personajes, más marcado.

El guion, sin duda, es el principal punto débil de la película. La trama, aunque interesante en su concepción, se siente un poco forzada en algunos momentos, con diálogos torpes y situaciones artificiosas. La exposición de la mitología, aunque necesaria, se presenta de forma poco natural y a menudo interrumpida por flashbacks que, en lugar de enriquecer la historia, la ralentizan. Además, el ritmo es irregular, con momentos de tensión intensa seguidos de periodos de calma inoportunos. Se podría haber profundizado en la relación entre Morgana y Arthur, y en las motivaciones de Molok, lo que habría añadido más capas a la narrativa. La película parece buscar, a veces, más ambigüedad de la necesaria, lo que dificulta la conexión emocional con los personajes. Se siente la ausencia de un enfoque más claro en la exploración de los temas como el sacrificio, la maternidad y el poder corruptor del mal.

Nota: 6/10