Anegan (2015)

“Anegan”, la ópera prima de Arun Vijay, es una experiencia cinematográfica peculiar, un romántico thriller que se aferra a la creencia en la reencarnación para construir una narrativa romántica atípica y, en última instancia, un tanto ambigua. La película no busca sorprender con efectos especiales o acción ostentosa; su fuerza reside en la atmósfera, la tensión palpable y la profunda exploración de la fe y la fe en el destino, a través de la historia de Ashwin (Vijay) y Madhumitha (Priyamadhi). Vijay, en un papel que va más allá de su habitual imagen de héroe de acción, ofrece una interpretación sutil y emotiva, capturando la confusión, el anhelo y la persistencia de un hombre convencido de una conexión imposible.

La dirección de Arun Vijay destaca por su meticulosa construcción de la atmósfera. La película se envuelve en un aura de misterio desde sus primeros minutos, utilizando la luz, el color y la música de manera magistral para enfatizar la sensación de inquietud y de destino inexorable. La elección de la locación, con sus paisajes rurales y sus pueblos tranquilos, contribuye a reforzar este sentido de aislamiento y de conexión con algo más grande. Sin embargo, la película se siente en ocasiones un tanto lenta, permitiendo que la tensión se acumule a un punto en el que, aunque efectiva, podría haberse aprovechado de manera más dinámica. La banda sonora, por su parte, es excelente, a menudo evocadora y profundamente integrada en la narrativa, intensificando los momentos de drama y de suspenso.

La relación entre Ashwin y Madhumitha se presenta como la piedra angular de la película. La interpretación de Vijay, aunque comedida en algunos momentos, transmite un genuino anhelo y una convicción inquebrantable. Priyamadhi, por su parte, ofrece un retrato sutil pero potente de una mujer que se ve atrapada entre la lógica y la fe. La película explora la complejidad de las creencias religiosas y su impacto en las relaciones humanas, planteando preguntas sobre la naturaleza de la verdad y la posibilidad de que el destino realmente pueda guiarnos. El guion, escrito por Arun Prabhu y Kanniyazhi, se beneficia de una prosa poética y de diálogos inteligentes que, aunque a veces lentos, profundizan en la psicología de los personajes.

No obstante, “Anegan” no está exenta de fallas. La trama principal, centrada en la reencarnación, se desarrolla de manera algo forzada en algunos momentos, y ciertos elementos de la resolución son previsibles. Además, la película recurre a clichés románticos y a situaciones inverosímiles que, en determinados casos, socavan su credibilidad. Aun así, la película se distingue por su originalidad conceptual y por la honestidad con la que explora temas como la fe, el amor y el destino. El final, aunque abierto a la interpretación, ofrece una reflexión sobre la naturaleza del amor verdadero y el poder de la fe.

En definitiva, "Anegan" es una película que vale la pena ver por su frescura conceptual, su atmósfera evocadora y la honestidad con la que aborda temas complejos. Aunque no sea perfecta, ofrece una experiencia cinematográfica memorable y reflexiva.

Nota: 7/10