“Angel-A” es, en su esencia, una película de suspense psicológico que, desafortunadamente, se arrastra por una predecibilidad y una ejecución técnica que la condenan a ser más curiosidad que entretenimiento. La historia, en su base, presenta un concepto interesante: un hombre consumido por la desesperación que se encuentra con una mujer que también está al borde del abismo. Este encuentro, en lugar de convertirse en un drama redentor, degenera en una serie de eventos oníricos y retorcidos que confunden más de lo que cautivan. El director, Pascal Ferrand, se adentra en una atmósfera gótica y opresiva, lo cual se nota en la ambientación y la iluminación, elementos que cumplen su función en la creación de un clima de tensión latente. Sin embargo, la dirección se pierde en la búsqueda constante de simbolismo, a menudo a expensas del ritmo y la claridad narrativa.
La película, en su núcleo, se basa en la interpretación de dos actores principales, Philippe Noiret y la joven, entonces, Dominique Sanda. Noiret, con su experiencia actoral, ofrece una interpretación sólida como André, transmitiendo la angustia y la desesperación de un hombre al borde del colapso. Su personaje evoluciona a lo largo de la trama, aunque la evolución resulta a veces artificial y poco convincente. Sanda, por su parte, entrega una actuación más emotiva y visceral, reflejando con intensidad la vulnerabilidad y el tormento de la joven, llamada Angel-A. La química entre ambos actores es crucial para el desarrollo de la historia, y aunque no siempre logran una conexión genuina, su presencia scenica es fundamental para mantener el interés del espectador.
El guion, sin embargo, es donde la película verdaderamente falla. La trama se complica innecesariamente con flashbacks y sueños recurrentes que no aportan mayor profundidad a la historia. Si bien el simbolismo puede ser efectivo en dosis moderadas, en "Angel-A" se convierte en un recurso excesivo, generando confusión y dificultando la comprensión de la motivación de los personajes. La estructura narrativa, fragmentada y discontinua, perjudica el desarrollo de los personajes y resta coherencia a la trama. La justificación de los eventos, la lógica interna de la historia, no siempre se sostiene, dejando al espectador con más preguntas que respuestas. La película, a pesar del ambiente inquietante, carece de una coherencia estructural y argumental que la impulsaría a ser una obra memorable.
En definitiva, "Angel-A" es una película que ofrece un buen comienzo pero que termina siendo víctima de sus propias ambiciones. La dirección logra crear una atmósfera envolvente, y las actuaciones son decentes, pero el guion, con su excesiva complejidad y falta de rigor, la anula. Es una experiencia visualmente interesante, pero narrativamente decepcionante, que podría haber sido mucho más si se hubiera centrado en la esencia de la historia y en la construcción de personajes más sólidos.
Nota: 6/10