Ángeles y demonios (1995)

“Ángeles y demonios” (Angels & Demons) de Ridley Scott no es una obra maestra cinematográfica en el sentido tradicional, pero sí un thriller religioso que, a pesar de sus evidentes influencias y algunos tropiezos, logra entretener y, para algunos, hasta inquietar. La película, estrenada en 2009, se adentra en un terreno complejo donde la fe, la ciencia y la intriga se entrelazan, ofreciendo una experiencia visualmente rica y una atmósfera de constante suspense.

La dirección de Scott, conocida por su meticulosidad y atención al detalle, se refleja en la ambientación de la película. Roma, con su arquitectura impresionante y sus callejuelas laberínticas, se convierte en un personaje más, un escenario perfecto para el drama que se desarrolla. La película no rehúye de la magnificencia de los escenarios Vaticanos, y la iluminación, especialmente en las escenas nocturnas, crea una sensación de opresión y misterio que es fundamental para el tono general de la obra. Sin embargo, Scott podría haber apostado por un mayor contraste entre la acción y los momentos más contemplativos, ya que la película a veces se siente un poco apresurada en su ritmo.

La actuación de Tom Hanks como Thomas Daggett es, en general, sólida. Hanks logra transmitir la vulnerabilidad y la confusión de un hombre que ha perdido su fe y que se ve sumido en una crisis existencial. Su interpretación es sutil y realista, evitando caer en clichés del héroe atormentado. Marcello Rubini ofrece una interpretación convincente como el cardenal Mendoza, un hombre de la Iglesia dividido entre la fe y la razón, y el resto del elenco cumple su cometido. La química entre Hanks y Rubini es uno de los puntos fuertes de la película, impulsando el desarrollo de la trama.

El guion, adaptado de la novela de Dan Brown, presenta problemas inherentes a la adaptación de obras de este tipo. El planteamiento, la exploración de la conspiración y las pistas ocultas, son elementos típicos del género thriller de Dan Brown, y se siente la influencia directa de obras como "El Código Da Vinci". A pesar de esto, el guion es inteligente en la forma en que introduce conceptos teológicos y científicos, lo que permite a la película ir más allá de la mera trama de misterio. Sin embargo, la complejidad de la trama a veces se traduce en diálogos torpes y explicaciones innecesarias. El ritmo, como ya se ha mencionado, también es un punto débil, con momentos de gran tensión interrumpidos por exposiciones demasiado detalladas.

En definitiva, “Ángeles y demonios” es un thriller religioso que ofrece entretenimiento y una dosis de suspense, aunque carece de la profundidad y la ambigüedad de sus predeces. La dirección de Scott, la actuación de Tom Hanks y la ambientación romana son puntos a favor, pero el guion a veces se muestra demasiado expositivo. Es una película agradable de ver, pero no una obra que deje una impresión duradera. Es un espectáculo para los ojos, sí, pero no para la mente, en el sentido más profundo.

Nota: 6/10