Animal Crackers (2017)

“Animal Crackers” es una película que, a pesar de sus elementos aparentemente inocentes –galletas con forma de animales mágicos–, resulta ser una comedia familiar con toques de intriga y una reflexión, aunque un poco tosca, sobre la importancia de la familia y la conexión con las raíces. La película, dirigida por Steve Gagne, se centra en la familia Miller, quienes, tras la repentina muerte de su abuelo, heredan el viejo circo de la familia, un lugar lleno de peculiaridades y un secreto ancestral: las galletas animales que transforman a quien las consume en el animal correspondiente. Lo que comienza como un juego inocente se convierte rápidamente en una carrera contrarreloj para proteger el circo del malvado tío de la familia, Harold, un hombre obsesionado con el control y la acumulación de posesiones.

La dirección de Gagne es competente, logrando mantener un ritmo ligero y un tono divertido sin caer en la infantilidad. El juego visual es uno de los puntos fuertes de la película. La transformación de los personajes en animales es ejecutada de manera convincente, aunque a veces, la transición se siente un poco forzada. Sin embargo, el diseño de producción es excelente, recreando el ambiente decadente y encantador de un circo antiguo. Los escenarios son vibrantes y llenos de detalles, transportando al espectador a un mundo lleno de magia y nostalgia. La banda sonora, con melodías alegres y evocadoras, contribuye significativamente a la atmósfera general de la película.

El elenco, liderado por Adam Driver como el enigmático y excéntrico Mark, ofrece interpretaciones sólidas. Driver, en particular, se destaca por su habilidad para transmitir una mezcla de vulnerabilidad y determinación. La química entre los miembros de la familia Miller es genuina, y sus interacciones son divertidas y emotivas. El resto del reparto, incluyendo a Allison Janney como la abuela del grupo, también aporta matices a sus personajes. Sin embargo, el guion, aunque entretenido, exhibe algunas inconsistencias y momentos de diálogo poco naturales. La trama principal, si bien efectiva, recurre a algunos clichés del género y carece de la profundidad dramática que podría haberle dado mayor resonancia. La motivación del villano, Harold, aunque presente, se queda un tanto superficial, limitando su impacto.

No obstante, “Animal Crackers” logra compensar estas debilidades con su mensaje positivo sobre la familia y la importancia de proteger lo que es valioso. La película celebra la diversidad, la aceptación y la capacidad de encontrar la magia en lo inesperado. Es una comedia familiar que, aunque no redefine el género, ofrece una experiencia agradable y ligera para el público infantil y adulto. La película se beneficia de su enfoque en la resolución de conflictos familiares, el descubrimiento de la herencia y la superación de obstáculos. En última instancia, es una historia sobre encontrar la fuerza en los lazos que nos unen.

Nota: 6.5/10