Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald (2018)

“Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald” es, en el fondo, una película que intenta abarcar demasiado, diluyendo el encanto inicial de la saga y relegando la trama original al segundo plano. El conflicto central, la lucha entre Grindelwald y Dumbledore, se siente precariamente construido, como si la película se esforzara en ser una versión “dark” y política de la historia de Harry Potter, sin considerar que el núcleo de la saga reside en la magia y las criaturas. Sin embargo, la película no es un completo fracaso; posee momentos cautivadores que justifican, al menos parcialmente, su existencia.

La dirección de David Yates se vuelve más oscura y ambiciosa que en las entregas anteriores. La estética visual es superior, con paletas de colores más sombrías y una atmósfera general de tensión palpable. Yates demuestra una mayor habilidad para crear escenas de acción, aunque estas, en general, se sienten un tanto exageradas y carentes de la fluidez y la creatividad que se esperaría de un mundo mágico. Hay momentos que recuerdan a la estética de ‘Harry Potter y los Crimes del Pastel’, pero sin la misma gracia. La cinematografía, en cambio, es sobresaliente, resaltando los paisajes de Suiza y su arquitectura con un detalle impresionante.

Las actuaciones son, en su mayoría, sólidas. Jude Law ofrece una interpretación convincente de un Dumbledore más maduro, desgastado por la experiencia y atormentado por sus errores pasados. El personaje se ve más vulnerable y menos carismático que en las películas anteriores, lo que es, quizás, una decisión acertada para reflejar su edad y su carga emocional. Eddie Redmayne, como siempre, aporta su peculiar encanto a Newt Scamander, aunque su personaje sigue siendo algo plano y carente de profundidad. El villano, Johnny Depp, ofrece una versión más inquietante y manipuladora de Grindelwald, pero su caracterización, a pesar de la actuación, se siente predecible y a veces caricaturesca.

El guion es el punto débil de la película. La trama se complica innecesariamente, introduciendo subtramas y personajes secundarios que no contribuyen significativamente al desarrollo de la historia. Las motivaciones de algunos personajes son poco claras, y el ritmo es irregular, alternando escenas de acción frenéticas con diálogos torpes y expositivos. La película intenta abordar temas complejos como el fanatismo, la manipulación y la lucha contra la intolerancia, pero lo hace de manera superficial y sin ofrecer nuevas perspectivas. La conexión con el universo de Harry Potter se siente cada vez más distante, prácticamente relegada a una mención de personajes conocidos y al uso de elementos simbólicos. El desarrollo del romance entre Scamander y Tina Goldstein (Alison Sudol) se siente forzado y poco creíble, convirtiéndose en un mero elemento decorativo de la trama.

En definitiva, "Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald" es una película interesante visualmente pero decepcionante en su guion y en su ejecución. No es un mal ejemplo del género de fantasía, pero tampoco alcanza el potencial que se le atribuye. Es una película que se siente como una transición, una especie de puente entre el universo mágico de Harry Potter y lo que podría ser el futuro de esta saga.

Nota: 6/10