Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore (2022)

“Animales Fantásticos: Los Secretos de Dumbledore” se presenta como un escalón importante en el universo extendido de la saga Harry Potter, pero, lamentablemente, se siente como un paso adelante más que como un salto significativo. La película busca, y a menudo logra, recuperar la sensación de misterio y de intriga que caracterizaba la primera entrega, pero le falta la chispa original y la complejidad narrativa que la hacían tan atractiva. Nueva York se convierte en el escenario central, ofreciendo una estética vibrante y llena de detalles, aunque en ocasiones el ritmo frenético y la densidad de información pueden resultar abrumadora para el espectador.

La dirección de David Yates está solida y visualmente impactante. Utiliza la ciudad de Nueva York como un lienzo para la magia, con escenas espectaculares que fusionan la cultura mágica y la bulliciosa vida urbana de la metrópolis. Sin embargo, Yates parece sobrecargado de responsabilidades, a veces sacrificando la claridad narrativa en favor de la grandilocuencia visual. Los efectos especiales, como siempre, son impecables, pero a menudo se utilizan como un sustituto de la historia, desdibujando la tensión y la emoción que se podría haber logrado con un guion más pulido. La banda sonora, aunque efectiva, se siente a veces recicladora y predecible.

Las actuaciones son consistentemente sólidas. Jude Law como Albus Dumbledore está particularmente bien logrado, transmitiendo la sabiduría, la melancolía y el peso del pasado de un hombre que ha presenciado acontecimientos traumáticos. Eddie Redmayne, como Newt Scamander, sigue siendo un protagonista carismático y con un gran encanto, aunque su papel parece estar ligeramente reducido en comparación con la primera película. La llegada de Evanna Lynch como Luna Lovegood aporta un respiro y una dosis de la peculiaridad que caracterizaba a la actriz. El resto del reparto secundario ofrece interpretaciones decentes, aunque algunos personajes quedan poco desarrollados y relegados a roles meramente complementarios.

El guion, en mi opinión, es el mayor problema de la película. Si bien la trama principal –la lucha entre Dumbledore y Grindelwald y la amenaza que representan – es interesante, la ejecución es confusa y llena de subtramas que no siempre se conectan. La película intenta abarcar demasiado, introduciendo nuevos personajes, desarrollando conflictos secundarios y explorando la historia de un grupo de magos de Hogwarts, lo que resulta en una narrativa dispersa y poco cohesionada. La información, a menudo presentada de manera abrupta y sin un contexto claro, requiere que el espectador dedique un esfuerzo considerable para seguir el hilo de la historia. Se intenta justificar las acciones de Dumbledwald sin ofrecer una profundidad suficiente a su visión del mundo, lo que le resta impacto a su antagonismo.

En definitiva, "Animales Fantásticos: Los Secretos de Dumbledore" es una película entretenida, con momentos de suspense y acción, pero que no alcanza el potencial que se le prometía. Se siente como una pieza más de un proyecto más amplio, que, en lugar de ofrecer una experiencia cinematográfica independiente y satisfactoria, busca expandir el universo mágico de Harry Potter, sin necesariamente enriquecerlo con una narrativa de la misma calidad.

Nota: 6/10