Annabelle: Vuelve a casa (2019)

“Annabelle: Vuelve a Casa” no es precisamente una revolución en el género del terror, pero sí un ejercicio familiar y seguro para los aficionados a las historias paranormales de la franquicia “Expediente Warren”. La película, dirigida por David Hiatt, se centra en la lógica implacable de los demonólogos Ed y Lorraine Warren, quienes, tras comprender la creciente amenaza que representa Annabelle, buscan aislarla de forma definitiva. La premisa, de ser honesto, es bastante predecible: no romperla demasiado, mantenerla en un lugar seguro, y en este caso, la cámara fija con un efecto de caja oscura que, si bien es visualmente impactante al principio, pronto empieza a sentirse repetitivo. La dirección, por lo tanto, se centra más en la creación de ambiente que en ofrecer sorpresas genuinas.

Las actuaciones son, en su mayoría, sólidas. Parisa Herteban como Judy Warren ofrece una interpretación convincente de una niña que, progresivamente, es consumida por el mal. Su miedo y desesperación son palpables y le confieren un peso emocional a la trama. Luke Coleman, como Ed Warren, cumple su papel con la seriedad y la determinación que le caracterizan, aunque la falta de matices en su personaje lo convierte en algo unidimensional. El veterano Tony Jetter, interpretando a Lorraine Warren, aporta la experiencia y la sabiduría necesarias, pero su presencia, a veces, se siente un poco desconectada del resto de la acción.

El guion, dirigido por Kieran McCarty y Gary Juschka, es donde la película pierde la mayor parte de su fuerza. Si bien la escalada de tensión es efectiva en los primeros actos, la película cae en clichés y resoluciones fáciles. Los eventos que se desencadenan, a pesar de ser horripilantes en su concepción, carecen de originalidad y la trama se siente a veces forzada. El uso de la “sala de objetos” como foco principal del horror se vuelve tedioso y la manipulación psicológica, si bien presente, no alcanza a ser lo suficientemente compleja. Además, la película se basa en gran medida en la atmósfera y el sonido para generar miedo, pero la ejecución de estos elementos no es lo suficientemente brillante como para compensar la carencia narrativa.

Es innegable que “Annabelle: Vuelve a Casa” aprovecha la familiaridad del universo Warren para atraer al público. La película no se atreve a ir más allá de lo establecido y, por ende, no desafía las convenciones del género. Sin embargo, su efectividad reside en la capacidad de mantener al espectador en vilo, gracias a la presencia constante de una muñeca que se ha convertido en un icono del terror moderno. No es una obra maestra, ni siquiera destacable, pero sí un entretenimiento ligero y, para los aficionados, un agradable retorno a una historia que ya conoce.

Nota: 6/10