En el punto de mira (1993)

“En el punto de mira” (Point of No Return) no es una película que revolucionará tu percepción del cine negro o el género del thriller de espías. Sin embargo, si buscas una secuela de “Stakeout” (Procedimiento Ilegal) que respete la dinámica de Mark Wahlberg y Will Smith, y que ofrezca un entretenimiento ligero y con mucho humor, entonces esta es una apuesta segura. La película no intenta replicar la original, sino que se atreve a explorar un territorio diferente: la vigilancia de un testigo que ha huido, y la posterior complicación con una figura imprevista, Rosie O’Donnell, que aporta frescura y un toque de caos a la trama.

Dreyfuss y Estévez, como siempre, mantienen la química que hizo famosa a “Stakeout”. Su complicidad, sus constantes interacciones, los comentarios sarcásticos y la improvisación que se desprende de sus diálogos, son los pilares de la película. Ambos actores se esfuerzan por superar el estigma de tener que encajar en la imagen del “tipo duro”, y lo consiguen gracias a su capacidad para interpretar personajes ligeramente torpes, pero con una gran humanidad. La dirección de Peter Faiman se mantiene funcional, evitando la pretensión y centrándose en la acción y el desarrollo de la trama. No hay grandes elaboraciones visuales ni experimentos formales, lo que resulta positivo, pues permite que la historia fluya sin interrupciones innecesarias.

El guion, aunque no destaca por su originalidad, es sólido y proporciona un ritmo adecuado a la película. El tema central – la vigilancia de un testigo y la amenaza que ello implica – está tratado con una relativa seriedad, pero sin perder el tono humorístico característico de la saga. La introducción de Rosie O'Donnell como la ayudante del fiscal es una movida refrescante. Su personaje, aunque algo caricaturesco, aporta un alivio cómico que contrasta con la tensión de la trama principal. Además, la trama, centrada en la amenaza de un grupo terrorista, tiene un componente de suspense que se mantiene a lo largo de la película. No obstante, la resolución final resulta un poco apresurada y carente de un impacto emocional mayor.

El trabajo de la banda sonora, que combina música electrónica y elementos de jazz, complementa a la perfección las escenas de acción y los diálogos entre los detectives. En general, “En el punto de mira” es una secuela competente que ofrece un entretenimiento ligero y disfrutable, sin pretensiones, y que justifica la vuelta de dos actores que se han convertido en una fórmula de éxito. No es una obra maestra, pero es un buen ejemplo del cine comercial actual, con personajes entrañables y una trama que, aunque no sorprendente, cumple su cometido de mantener al espectador enganchado hasta el final.

Nota: 6.5/10