Antes de amanecer (1995)

“Antes de amanecer” (Before Sunrise) no es solo una película; es una experiencia. Richard Linklater, con su habitual delicadeza y capacidad para capturar la esencia de momentos fugaces, nos entrega una historia de amor que se construye lentamente, a través de conversaciones honestas y la simple observación del mundo que les rodea. La película no pretende ser grandilocuente ni dramática; su poder reside en su intimidad, en la sensación de estar presente en el trayecto de dos desconocidos que se encuentran durante una noche y que, por un breve instante, se convierten en compañeros de vida.

Las actuaciones de Ethan Hawke y Julie Delpy son, sin duda, el corazón de la película. Ambos aportan una naturalidad y autenticidad que elevan la historia a un nivel superior. Hawke, interpretando a Jesse, proyecta una vulnerabilidad y un anhelo de algo más que la vida cotidiana que lo atormenta. Delpy, como Céline, equilibra la inteligencia con una sensibilidad palpable. Su química es innegable; la forma en que se miran, la manera en que se desafían intelectualmente y el humor que comparten, crean una conexión genuina que el espectador siente profundamente. No se trata de una atracción romántica convencional, sino de una admiración mutua, un deseo de conectar con alguien que entiende sus inquietudes y sus sueños.

El guion, coescrito por Linklater y Lucinda Harding, es brillante en su sencillez. Evita los clichés del género romántico y se centra en la construcción de personajes y en el desarrollo de la conversación como motor de la trama. Las escenas de diálogo son excepcionales, llenas de reflexiones profundas sobre la vida, la muerte, el amor, el tiempo y la identidad. Linklater concede tiempo a la trama, permitiendo que los personajes se revelen gradualmente a través de sus ideas y sus experiencias compartidas. No hay grandes momentos de drama, solo conversaciones que fluyen de manera orgánica, creando una atmósfera de intensa intimidad y conexión. La película se beneficia enormemente de la libertad que le otorga el formato de conversaciones en vivo, lo que le da un ritmo único y auténtico, casi documental.

El uso de la cámara es notablemente discreto, priorizando la inmersión del espectador en el diálogo y en la ambientación europea. Los planos son largos, permitiendo que la mirada del espectador se recuestione sobre los personajes y su entorno. La música, minimalista y atmosférica, complementa la narrativa sin interrumpirla. Budapest y Viena se convierten en personajes más que escenarios, ofreciendo un telón de fondo evocador y lleno de posibilidades. La película captura magistralmente la belleza de estas ciudades y la sensación de libertad que experimentan los protagonistas.

“Antes de amanecer” es una película que te deja con la sensación de que has presenciado un momento único, algo efímero pero profundo. No ofrece respuestas fáciles, pero te invita a reflexionar sobre tus propias experiencias y tus propias inquietudes. Es una película que, a pesar de su aparente simplicidad, contiene una gran riqueza emocional y filosófica. Es un clásico moderno que sigue resonando con el público por su honestidad y su capacidad para conectar con el corazón humano.

Nota: 8.5/10