Antes de ti (2016)

“Antes de ti” no es una película que busca romper paradigmas, ni tampoco necesita hacerlo. Richard Linklater, a través de esta historia delicada y profundamente humana, nos ofrece una reflexión sobre la vida, la pérdida y la belleza que reside en los momentos fugaces. La película, estrenada en 2011, se centra en la conexión inesperada entre Louisa Clark, interpretada con una vulnerabilidad conmovedora por Emilia Clarke, y Will Traynor (Sam Claflin), un hombre de negocios exitoso cuya vida se ve truncada por un accidente que lo deja con parálisis. La premisa parece sencilla, casi kitsch, pero Linklater la maneja con maestría, evitando caer en la sentimentalidad fácil y construyendo una narrativa que se siente auténtica y profundamente arraigada en el presente.

La dirección de Linklater es, como siempre, sutil y observacional. Evita los grandiosos planos y las narrativas lineales, optando por un ritmo pausado que permite que la relación entre Lou y Will florezca de forma orgánica. Utiliza el *time-lapse* de manera magistral, no como un recurso estilístico gratuito, sino como una herramienta para ilustrar la lenta pero constante transformación de ambos personajes. La película se siente como una conversación prolongada, un diálogo continuo entre dos almas heridas que encuentran consuelo y propósito en la compañía del otro. La fotografía, en tonos pastel y naturalistas, acentúa la atmósfera melancólica y poética, creando un ambiente que es tanto hermoso como inquietante.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Emilia Clarke ofrece una interpretación excepcionalmente matizada, transmitiendo la sensibilidad y la imperfección de Lou con una honestidad brutal. Es una actriz que sabe comunicar mucho con la mirada y el lenguaje corporal, y su química con Sam Claflin es palpable. Aunque Claflin, en su papel de Will, comienza un poco plano, consigue transmitir la frustración y el dolor de un hombre que ha perdido su libertad y su futuro. Sin embargo, es en la forma en que Lou le hace ver el mundo a través de sus ojos, a través de su capacidad para encontrar la alegría en las pequeñas cosas, donde realmente brilla.

El guion, coescrito por Linklater y Walter Meister Jr., no se centra en un drama de acción o en un romance grandioso. Se centra en la importancia de la conexión humana, en la capacidad de apreciar el presente y en la posibilidad de encontrar belleza en lo inesperado. La película explora temas como la mortalidad, el propósito de la vida y el valor de los recuerdos, pero lo hace de una manera sutil y reflexiva, evitando ofrecer respuestas fáciles o moralizantes. La película no busca resolver el misterio de la vida, simplemente se permite contemplarla con curiosidad y empatía. Es una obra que te deja con una sensación de melancolía, pero también con una profunda gratitud por el privilegio de haber sido testigo de la conexión entre dos almas.

Nota: 8/10