Antes del anochecer (2013)

Richard Linklater ha emprendido un viaje nostálgico y profundamente personal con ‘Antes del Anochecer’ (2023), la tercera entrega de su aclamada trilogía romántica que comenzó con ‘Antes del Amanecer’. El film, que regresa a Celine y Jesse después de nueve años desde su encuentro en París, no busca grandilocuencias ni desarrrollos argumentales espectaculares. En cambio, se centra en la belleza sutil y, a veces, incómoda de la intimidad cotidiana, ofreciendo una experiencia cinematográfica más cercana a una conversación prolongada que a una narrativa tradicional.

El director, con su habitual maestría, emplea el formato de conversaciones largas y fluidas, un elemento clave que ha definido la trilogía. Esta estructura, a primera vista, puede resultar lenta para algunos espectadores, pero Linklater la utiliza para profundizar en la evolución emocional de los personajes. La película no se preocupa por resolver todos los misterios que quedaron sin explicación en ‘Antes del Atardecer’. En su lugar, la ambigüedad y la incomodidad son centrales para el relato. La decisión de Celine de no regresar a Estados Unidos, su persistente fascinación por la cultura griega y su trabajo como guía, son solo algunas de las preguntas que se plantean, ofreciendo al espectador la oportunidad de interpretar la situación desde su propia perspectiva.

Las actuaciones de Ethan Hawke y Julie Delpy son, como siempre, magistrales. Ambos actores aportan una autenticidad innegable a sus papeles, transmitiendo la complejidad de la relación de Celine y Jesse. Se nota la química, la intimidad forjada a lo largo de los años. Hawke aporta un toque de melancolía y vulnerabilidad, mientras que Delpy ofrece una elegancia reservada y un profundo entendimiento de su personaje. La película se beneficia enormemente de la conexión natural entre los actores, que se siente genuina. Además, la incorporación de nuevos personajes – una joven artista griega que se convierte en un elemento disruptivo en la dinámica – añade una capa interesante de contraste y perspectiva.

Desde el punto de vista técnico, la película está impecable. La cinematografía de Natasha Braier, en su mayoría en exteriores, captura la luz y el color de Grecia de manera exquisita. Las conversaciones se filman con una naturalidad asombrosa, creando la ilusión de estar presenciando un diálogo real. La banda sonora, como en las entregas anteriores, es discreta pero efectiva, complementando la atmósfera íntima de la película. Sin embargo, a veces la insistencia en las conversaciones largas podría resultar algo repetitiva. Aunque la ambigüedad es un componente esencial, se podría haber explorado con mayor profundidad algunos de los temas que se plantean, como la identidad y las decisiones vitales. A pesar de esto, ‘Antes del Anochecer’ es una película que se queda con el espectador mucho después de que los créditos finales han terminado de rodar, invitándolo a reflexionar sobre el amor, la libertad y las elecciones que definen nuestras vidas.

Nota: 8/10