Antlers: Criatura oscura (2021)

“Antlers: Criatura oscura” no es un thriller de terror convencional, sino una suerte de pesadilla rural que se instala bajo la piel y se queda ahí, erizando los pelos de la nuca. Esta película de Scott Cooper, un director conocido por su trabajo meticuloso en el género western, sorprende por su atmósfera opresiva y por la manera en que explora temas como el trauma, el aislamiento y la brutalidad del pasado, todos ellos teñidos con la cruda realidad del paisaje oregoniano. Cooper se aleja de los jumpscares fáciles y opta por un horror psicológico que se construye lentamente, intensificándose hasta alcanzar un clímax visceral que, aunque predecible en algunos aspectos, consigue mantener al espectador tenso durante casi toda la duración de la película.

La dirección de Cooper es impecable, logrando crear una sensación constante de inquietud. El uso de la luz y la sombra, el sonido envolvente y las composiciones visuales contribuyen a la atmósfera de desesperación que impregna la película. El espectador se siente atrapado en el pequeño pueblo de Sisters, donde la comunidad parece estar consumida por un secreto oscuro que se transmite de generación en generación. La película no se enfoca en la acción, sino en el desarrollo de los personajes y en la exploración de sus motivaciones, lo que permite que el horror derive de las relaciones humanas deterioradas y la vergüenza que la comunidad está dispuesta a encubrir.

El elenco es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Jeremy Renner, como el sheriff Ben Knox, ofrece una actuación sutil pero poderosa, interpretando a un hombre marcado por el dolor y la responsabilidad. Keri Russell, como la profesora Laura Morse, también brilla, transmitiendo la fragilidad y la determinación de una mujer que se enfrenta a un misterio que no comprende del todo. El joven dúo de protagonistas, Nik Tipton y Ben Battres, como Drew y Milo, respectivamente, logran generar empatía y temor a la vez, mostrando la inocencia corrompida por las fuerzas oscuras que los rodean. No obstante, es el desarrollo de los personajes de los jóvenes los que más convicción aportan a la trama.

El guion, adaptado de la novela de Nikole Vanderploon, presenta una historia inquietante pero, en algunos momentos, algo repetitiva. Si bien la construcción del suspense es efectiva, la resolución del misterio se siente un poco apresurada y convencional. Sin embargo, la fuerza de la atmósfera, la actuación del elenco y la exploración de temas complejos sobre la naturaleza humana compensan con creces las debilidades del guion. La película no se centra en explicar “cómo” funciona el horror, sino en mostrar sus efectos devastadores sobre las vidas de sus personajes. Es un horror más basado en la sugestión y la construcción de la tensión, que se beneficia enormemente de la fidelidad al ambiente rural oregoniano.

En definitiva, “Antlers” es una película inquietante y memorable que desafía al espectador a confrontar sus propios miedos y a cuestionar la naturaleza de la oscuridad que reside en cada uno de nosotros. Es una película que se queda con el espectador mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar, generando una sensación de incomodidad persistente y una reflexión sobre el impacto del trauma y el secreto en la vida de las personas.

Nota: 7/10