Apostasy (2017)

“Apostasy” no es simplemente una película; es un descenso lento y perturbador a las profundidades de la creencia, la familia y la disidencia. Dirigida por Daniel Kokotajlo, quien es, paradójicamente, un ex-testigo de Jehová, la obra se nutre de una autenticidad visceral que raramente se ve en el cine. La película se centra en Alex, Luisa y su madre Ivanna, un núcleo familiar unido por su pertenencia a La Verdad, la congregación de testigos de Jehová. Lo que comienza como una tensa dinámica familiar se transforma rápidamente en un drama psicológico que te hace cuestionar las motivaciones de cada personaje y la rigidez de sus creencias.

Kokotajlo ha logrado crear un ambiente opresivo desde el principio. Las elecciones de producción son impecables, con una paleta de colores apagados que reflejan la desolación interna de los personajes. La casa, que sirve como el escenario principal, se convierte en una prisión silenciosa, donde el miedo y la sospecha acechan en cada habitación. El director no se limita a mostrar; utiliza el lenguaje visual para comunicar la inquietud, la manipulación y el control que ejercen los Ancianos. La fotografía de Peter Deming contribuye significativamente a esta atmósfera claustrofóbica, con encuadres que subrayan el aislamiento y la imposibilidad de escapar.

Las actuaciones son extraordinarias. Kate Lyn Shelleys como Alex ofrece una interpretación matizada y conmovedora. Captura la ambivalencia de una joven que admira a su hermana pero que, al mismo tiempo, siente la presión de cumplir con las expectativas de la congregación. La evolución de su personaje a lo largo de la película es impactante. Pero es Lena Olin como Ivanna, la madre, quien realmente destaca. Olin otorga a su personaje una profundidad emocional impresionante. Su interpretación es una mezcla de devoción, desesperación y miedo, dejando claro que su fe, aunque poderosa, tiene un precio devastador. Y, por supuesto, el trabajo de Julia Garner como Luisa es esencial. Su personaje, una joven cuestionadora y vulnerable, se enfrenta a la incomprensión y la hostilidad, lo que la lleva a tomar decisiones que podrían alterar su futuro.

El guion de Kokotajlo, adaptado de un relato de un ex-testigo de Jehová, es la verdadera joya de esta película. No ofrece respuestas fáciles ni juicios moralizantes. En cambio, plantea preguntas incómodas sobre la autoridad, el dogma y la naturaleza de la fe. La película se sumerge en las complejidades de la dinámica familiar y en las consecuencias de las decisiones individuales. La trama se desarrolla con una lentitud deliberada, permitiendo que las tensiones se acumulen hasta el punto de una explosión inminente. La película se centra en el proceso de decisión y en las líneas borrosas entre la obediencia y la traición. Es un retrato inquietante de cómo las creencias pueden ser utilizadas para controlar a las personas. El resultado es una experiencia cinematográfica potente y memorable que te obliga a reflexionar sobre tus propios valores y convicciones.

Nota: 8/10