Apoya a las chicas (2018)

“Apoya a las chicas” es una película que, a pesar de no ser una obra maestra, logra construir una atmósfera de tensión palpable y ofrece una mirada interesante sobre las presiones invisibles que enfrentan las mujeres en el mundo laboral. Dirigida por Olivia Wilde, la película se centra en Lisa (Charlize Theron), una gerente de restaurante aparentemente tranquila y eficiente, pero cuya fachada se resquebraja bajo el peso de las expectativas, la microagresión y las dificultades inherentes a su posición.

Theron entrega una actuación magistral, sin duda la joya de la película. Su Lisa es un personaje complejo y multifacético. Empezamos con una mujer que lucha por mantener un equilibrio precario, intentando ser a la vez la jefa justa, la empleada amable y la persona que, en el fondo, se siente miserable. Observamos su desgaste emocional con un realismo impactante; la frustración que se filtra en su voz, la tensión en sus movimientos, el atisbo de desesperación en sus ojos. Theron no recurre a un melodrama exagerado, sino que se concentra en la sutileza, transmitiendo la carga emocional de Lisa a través de expresiones faciales y una interpretación física creíble. La película depende en gran medida de su actuación, y no defrauda.

El guion, aunque no sobresale por su originalidad, construye eficazmente la narrativa de la acumulación de problemas. La película no se concentra en un solo evento catastrófico, sino que, de manera gradual, presenta una serie de incidentes, pequeños desacuerdos y momentos de microagresión que, en su conjunto, erosionan la cordura de Lisa. Se sienten presentes las sutiles pero constantes presiones de los clientes, los comentarios inapropiados del propietario y los silencios cómplices de sus empleados. El director se limita a mostrar la realidad, sin buscar soluciones fáciles ni culpables obvios, lo cual, en mi opinión, es una elección acertada. Sin embargo, algunas escenas se sienten un poco alargadas y podrían haber sido más concisas, impactando ligeramente en el ritmo general.

La cinematografía es discreta pero efectiva. Se utilizan colores apagados y una iluminación natural para reflejar el ambiente tenso y opresivo del restaurante. Los planos se centran en los rostros de los personajes, enfatizando sus emociones y expresiones. El sonido, especialmente la música, contribuye a crear una atmósfera de inquietud y anticipación. La banda sonora no es ostentosa, pero se integra a la perfección con la narrativa, intensificando la sensación de claustrofobia y desasosiego. Sin embargo, la película no ofrece un desarrollo profundo de los personajes secundarios, a pesar de que algunos de ellos, como la empleada Sarah (Ana de Armas), tienen momentos interesantes.

En definitiva, “Apoya a las chicas” es una película que valora la observación y el detalle, más que la espectacularidad. Es una reflexión honesta y a menudo incómoda sobre la situación de las mujeres en el mundo profesional, y una demostración del poder de la actuación de Charlize Theron. No es un espectáculo, pero sí una experiencia que te hace pensar. Es un estudio psicológico del desgaste y la frustración, y, por ello, merece la pena verla.

Nota: 7/10