Aquellos que desean mi muerte (2021)

“Aquellos que desean mi muerte” (Those Who Wish Me Dead) no es una película que deje al espectador con una sensación de asombro, sino una experiencia cinematográfica meticulosamente construida para generar tensión y un inquietante sentido de supervivencia. James Gunn, a menudo asociado con comedias de acción irreverentes, demuestra su versatilidad en este thriller de suspense que se apoya más en la atmósfera y el desarrollo de personajes que en la espectacularidad. La película se centra en la historia de Natalie, una adolescente (Finley McCarthy) que, tras presenciar el asesinato de sus padres, es perseguida por dos asesinos profesionales que buscan silenciarla. Su única esperanza reside en Caleb (Finn Bateman), un bombero local, quien le ayuda a huir a través de las inmensas y salvajes tierras de Montana.

La dirección de Gunn es notable en la forma en que utiliza el paisaje como personaje. Montana, con sus montañas imponentes y sus amplias extensiones de bosque, no es solo un telón de fondo, sino un protagonista activo que presiente la inminente tragedia. Las tomas aéreas son hermosas, pero también subrayan la soledad y el aislamiento de Natalie y Caleb. La cinematografía es oscura y contemplativa, priorizando los momentos de calma antes de la explosión de la violencia, lo cual intensifica el impacto de cada encuentro. La película evita los clichés del thriller moderno, optando por una aproximación más realista y menos estilizada a la persecución. Se siente como un relato sobre la vulnerabilidad de la infancia y la capacidad de resistencia humana.

Las actuaciones son sólidas en todos los niveles. Finley McCarthy ofrece una interpretación convincente como Natalie, capturando la desesperación, el miedo y la creciente determinación de la joven. Es un papel que requiere sutileza y madurez, y McCarthy lo aborda con notable habilidad. Michael Fassbender, en el papel del agente federal Pierce, aporta un peso emocional a la historia, mostrando un lado más humano a un personaje que, inicialmente, parece frío y distante. Sin embargo, la verdadera revelación es Finn Bateman como Caleb. Su personaje es más complejo de lo que inicialmente parece; se percibe un trasfondo de tragedia y un profundo deseo de proteger a Natalie, lo que le otorga una gran humanidad. La química entre McCarthy y Bateman es palpable, contribuyendo significativamente al desarrollo emocional de la historia.

El guion, a pesar de algunos momentos predecibles, destaca por su ritmo pausado y por la manera en que explora temas como el trauma infantil, la responsabilidad y la búsqueda de redención. La trama principal, centrada en la persecución, se entrelaza con elementos de drama familiar y relaciones complejas, generando un drama psicológico que va más allá del mero suspense. No obstante, el final, aunque satisfactorio en cierto sentido, podría considerarse algo convencional. La película no intenta reinventar la rueda, sino que se apega a una estructura narrativa familiar, priorizando la construcción de personajes y el desarrollo de la tensión emocional.

Nota: 7/10