Araromire (2009)

“Araromire” se presenta como una incursión cinematográfica en la mitología y superstición nigeriana, y aunque no logra elevarse por encima de las expectativas, sí logra ofrecer una experiencia de suspense y atmósfera envolvente que merece la pena contemplar. La película, dirigida por Tunde Babalorun, no es simplemente otro thriller sobrenatural; se atreve a explorar las complejas creencias de una región específica, utilizando la profecía de la estatua como catalizador para una historia sobre las consecuencias no siempre deseables de la ambición y la búsqueda de la fortuna.

La película se centra en Ramsey Nouah como Adisa, un hombre atormentado por la mala suerte y que ve en la estatua una oportunidad para cambiar su destino. Su círculo, compuesto por la impulsiva y pragmática Funlola Aofiyebi, y la perspicaz Omoni Oboli, aporta dinamismo a la trama, creando un triángulo de intereses que se complica con el descubrimiento de la estatua. Las actuaciones son sólidas, con un Nouah convincente en su papel de hombre desesperado y Oboli destacando con su interpretación de una mujer que lucha por mantener el equilibrio entre el razonamiento y la creencia. Kunle Afolayan, en un papel más secundario, aporta un toque de sabiduría ancestral y un aire de melancolía que complementa perfectamente el tono general de la película.

Lo que realmente distingue a “Araromire” es su manejo de la atmósfera. La película se sumerge en paisajes agrestes y en las tradiciones locales, utilizando una paleta de colores cálidos y una banda sonora evocadora para crear una sensación de intriga y fatalidad. El guion, aunque algo lento en algunos momentos, se beneficia de una construcción gradual de la tensión. La película no se entrega en explosiones de acción; en cambio, prioriza el suspense psicológico, planteando preguntas sobre la naturaleza de la suerte, la responsabilidad y el precio de los deseos. La exploración de las creencias ancestrales, presentadas a través de las leyendas locales, es uno de los puntos fuertes, ofreciendo una ventana a la rica mitología de la región. Sin embargo, la complejidad de la profecía, y las consecuencias que se desprenden de ella, podrían haberse explorado con mayor profundidad.

A pesar de algunos excesos de melodrama y un ritmo irregular, “Araromire” es una película interesante y que invita a la reflexión. No es una obra maestra, pero sí un esfuerzo digno de ser visto por aquellos interesados en el cine de terror africano con toques de leyenda y superstición. La película invita a cuestionar qué realmente significa la suerte y si siempre vale la pena perseguirla, incluso a un precio elevado.

Nota: 7/10