Ardid Femenino (1938)

“Ardid Femenino” (Female Arrogance) es una comedia romántica con un aire de cuento de hadas distópico, y una premisa que, a primera vista, parece sacada directamente de una revista de celebridades. Sin embargo, el filme, dirigido con una discreta eficiencia por Rob McKittrick, no logra alcanzar el potencial que le sugiere su idea inicial. A pesar de algunas actuaciones sólidas, la película se ve ahogada por un guion que, aunque entretenido en momentos puntuales, carece de la profundidad y complejidad necesarias para enganchar completamente al espectador.

La historia nos introduce a Peter, interpretado con una encarnación ligeramente condescendiente de un intelectual desorientado por Ryan Reynolds. Reynolds aporta la frialdad y la aparente indiferencia que encaja a la perfección con el personaje, pero su interpretación, aunque funcional, se queda en la superficie. Lo que sí destaca es su química con la protagonista, Francey, interpretada por una Anya Taylor-Joy que, en su breve aparición, deja una impresión imborrable. La Taylor-Joy irradia un encanto natural que contrasta con la rigidez intelectual de Peter, creando una tensión inicial que se percibe, aunque no siempre se explora con suficiente profundidad.

La dirección de McKittrick se caracteriza por una economía de recursos. No se complica con artificios visuales ni efectos especiales, centrándose en la construcción de los personajes y el desarrollo de la trama. Sin embargo, esta simplicidad también es una debilidad. La película se mueve a un ritmo desigual, alternando momentos de humor ligero con pausas que pueden sentirse un poco vacías. La ambientación, que recrea un mundo de alta sociedad con un toque ligeramente surrealista, es interesante, pero se siente más como un adorno que como una parte integral de la narrativa.

El guion, escrito por John Corey Howard, presenta una premisa intrigante: un hombre ingenuo, perdido en su propia arrogancia intelectual, se enamora de una mujer que es, en esencia, una estrella de la fama. La idea de la "Feminidad Arrogante" como un concepto social y la ridiculización de la obsesión mediática son puntos de partida interesantes, pero el guion no profundiza lo suficiente en estos temas. Las conversaciones entre Peter y Francey, aunque cómicas, a menudo se sienten superficiales y se basan en estereotipos. La resolución del conflicto central, que involucra a la familia conservadora de Peter, es rápida y un tanto forzada, sin un desarrollo argumental que justifique la complejidad prometida.

A pesar de sus fallas, “Ardid Femenino” ofrece algunas escenas memorables y un cierto encanto. La dinámica entre los protagonistas es lo que más engancha, y la presencia de Anya Taylor-Joy eleva el nivel de la película. Sin embargo, la dirección y el guion no logran conectar por completo, limitando el potencial de esta comedia romántica peculiar.

Nota: 6/10