Argo (2012)

“Argo” no es simplemente una película de rescate de rehenes; es un thriller político con matices, un estudio sobre la diplomacia en crisis y un testimonio cautivador de la ingeniosidad y el coraje. Ben Affleck, quien también dirige, demuestra una sorprendente habilidad para el drama de tensión, guiando al espectador a través de un intrincado juego de apariencias que se convierte en el corazón de la trama. La película, estrenada en 2012, no glorifica el heroísmo, sino que se centra en los dilemas morales y las pequeñas decisiones que determinan el éxito de una operación tan arriesgada.

La dirección de Affleck es, en general, sólida. Logra crear una atmósfera palpable de paranoia y peligro en Teherán, utilizando un diseño de producción impecable que evoca la época y la opresión de la revolución iraní. La fotografía es notable, con planos que transmiten la confusión y el miedo de los personajes, y con un uso efectivo del color y la luz para subrayar los momentos clave. Sin embargo, en ocasiones, la narrativa se ve ralentizada por un exceso de detalles, lo que puede restar intensidad a la experiencia. A pesar de ello, Affleck se atreve a mostrar la incomodidad y la incertidumbre que experimentan los protagonistas, lo cual es una diferencia refrescante en un género que a menudo se centra en la acción directa.

Las actuaciones son, en su mayoría, excepcionales. Affleck, como Tony Mendez, el experto en rescate de rehenes, ofrece una interpretación matizada y convincente, equilibrando la desesperación con un espíritu tenaz y una genuina preocupación por sus compañeros. Jesse Eisenberg, como el propio Tony Mendez, aporta una encarnación inteligente y reservada del personaje, mientras que Bryan Cranston, en un papel secundario pero crucial, se transforma en el cínico y pragmático Ted Friendly, un agente de la CIA con una visión particular del juego. Hoy Hoffman, como el ambicioso y despiadado jefe de la CIA, Andrew Brenner, y John Goodman como el jefe del estudio de cine, Martin Sheen, también ofrecen interpretaciones memorables. El diálogo, a menudo improvisado, es natural y se siente muy bien trabajado, dándole al film una autenticidad especial.

El guion, adaptado de un libro de Vincent van der Straaten, es donde “Argo” brilla con más intensidad. La idea de usar la producción de una película de ciencia ficción como tapadera es brillante y se ejecuta con maestría. Affleck y los guionistas crean un universo dentro del universo, mostrando el trabajo frenético del equipo y las dudas que se ciernen sobre ellos. El guion no se queda en la simple narración de eventos; explora las complejidades de la situación, la desconfianza entre los personajes, y las dificultades inherentes a una operación en un entorno tan peligroso. La película plantea preguntas sobre la ética, la lealtad y el costo de la seguridad nacional. A pesar de algunas licencias dramáticas, la historia se siente creíble y se centra en las relaciones humanas como motor de la trama.

Nota: 8.5/10