Argylle (2024)

“Argylle” se presenta como una de esas propuestas que, sin duda, despiertan la curiosidad por ver si cumplen las expectativas creadas. La película, dirigida por Matthew Vaughn, se jacta de ser una comedia de espías con toques de thriller y, en realidad, ofrece una experiencia cinematográfica interesante pero que, en última instancia, resulta algo decepcionante y parpadeante en su ejecución. La premisa, la autora de novelas de espías que se ve envuelta en el mundo real del espionaje, es inicialmente atractiva, y Vaughn intenta explorar las consecuencias de que la ficción se cruce con la realidad de una manera que recuerde a las obras de Jason Bourne o a algunas de las películas de James Bond. Sin embargo, el resultado final no alcanza la sofisticación que se sugiere en la sinopsis.

El guion, escrito en su mayor parte por Matthew Vaughn y Anna Murphy, se centra en Elly Conway (Bryce Dallas Howard), una autora de novelas de espías con un talento innegable, pero una vida social bastante solitaria. La trama avanza a un ritmo desigual, saltando entre el mundo de la ficción que Elly crea y el mundo real de la inteligencia, con resultados mixtos. El conflicto principal, la búsqueda de un sindicato de espionaje, es interesante, pero se siente algo forzado y recurre a clichés que ya hemos visto en innumerables películas del género. Hay momentos de humor que funcionan bien, especialmente a través de las interacciones de Elly con su gato, pero en general, el diálogo es a menudo torpe y las situaciones, predecibles. La película carece de una profundidad emocional que podría haber elevado la historia, quedando en la superficie y en la sucesión de persecuciones y secuencias de acción.

La dirección de Vaughn se distingue por su estilo visualmente llamativo y su uso de efectos especiales. Las escenas de acción son espectaculares, con coreografías elaboradas y una estética que recuerda a las películas de artes marciales, pero a veces esta estética se siente un poco artificial y desconectada de la trama. El uso de colores vibrantes y la banda sonora electrónica contribuyen a la atmósfera general de la película, aunque también pueden resultar distractivos. Sin embargo, la estética no compensa la fragilidad del guion y la falta de coherencia narrativa.

El elenco ofrece actuaciones decentes, pero ninguna destaca particularmente. Bryce Dallas Howard se esfuerza por transmitir la vulnerabilidad y la inteligencia de Elly, pero se ve limitada por un guion que no le da suficiente material para explorar su personaje. Sam Rockwell aporta un toque de humor y carisma como Aiden, un espía experto, y Henry Cavill se limita a encajar en el papel de un agente secreto elegante y peligroso. La química entre los actores no está del todo lograda, lo que afecta la credibilidad de las relaciones entre ellos.

En definitiva, “Argylle” es una película entretenida que ofrece algunas secuencias de acción emocionantes y un diseño visualmente atractivo. Sin embargo, su guion predecible, sus diálogos torpes y su falta de profundidad emocional la convierten en una experiencia cinematográfica superficial. No es un fracaso rotundo, pero tampoco es una obra maestra. Es un intento interesante de combinar el género de espías con el de la autoficción, aunque con resultados desiguales.

Nota: 6/10