Arif V 216 (2018)

“Arif V 216” no es una película que se experimenta, sino que se vive. Cem Yılmaz, como siempre, aporta un carisma inigualable, pero esta vez lo canaliza a través de un personaje aún más peculiar y con una complejidad sorprendente. El Arif de la película es, a la vez, un excéntrico inventor, un ser ligeramente despistado y, de alguna manera, un alma genuinamente buena. Yılmaz consigue transmitir esa contradicción con maestría, haciendo que el espectador se sienta cautivado por su torpeza y, a la vez, admirado por su persistencia y su capacidad para ver el mundo de una forma diferente.

La trama, inicialmente descrita como una simple aventura interplanetaria, se revela progresivamente como un complejo entramado de secretos del pasado y una reflexión sobre el tiempo y la memoria. La introducción de 216, interpretado con una belleza etérea y un toque de melancolía por Ozan Güven, no es solo un elemento de comedia, sino la pieza central de la narrativa. La relación entre Arif y 216 evoluciona de una simple camaradería a una profunda amistad, construida a través de obstáculos absurdos y situaciones cómicas que desafían la lógica. La decisión del director, Akin Aksu, de situar gran parte de la trama en la década de los 60 es audaz y efectiva. No solo crea un contraste visual interesante con el presente del Arif, sino que también ofrece un contexto social y cultural rico en detalles y peculiaridades que complementan la historia.

La dirección de Akin Aksu es notable. La película está visualmente impactante, combinando de forma inteligente efectos especiales con elementos prácticos y un diseño de producción meticuloso. No se trata de un despliegue excesivo de CGI, sino de una integración fluida y convincente que refuerza la sensación de viajar a un planeta lejano. Pero lo que realmente eleva la película es su guion, escrito por Cem Yılmaz y Dilek Bozdağ, que evita caer en la simple parodia y construye una narrativa inteligente y emotiva. La inclusión de personajes secundarios, como Seda Bakan y Özkan Uğur, aporta profundidad a la trama y ofrece momentos de humor sutil y perspicaz.

En cuanto a las actuaciones, Cem Yılmaz está en forma, dominando la pantalla con su energía y su gran sentido del humor. Ozan Güven, sin embargo, se lleva la palma. Su interpretación de 216 es excepcionalmente conmovedora, logrando transmitir la tristeza y el misterio que se esconden detrás de su belleza. Las otras interpretaciones son sólidas, pero las dos principales aportan la chispa que hace que “Arif V 216” sea algo más que una simple comedia de ciencia ficción. La película tiene un ritmo excelente, manteniendo al espectador enganchado desde el primer minuto hasta el final. Es una película que invita a la reflexión, pero sin sacrificar la diversión. Un éxito tanto en términos de entretenimiento como de calidad cinematográfica.

Nota: 8.5/10