Arma fatal (2007)

“Arma Fatal” (1987) no es, quizás, la obra maestra de John McTiernan, pero sí un ejemplo perfecto de la película de acción pulida y eficiente que dominó el género en los 80. Lo que inicialmente se percibe como una simple historia de persecución se revela, gracias a la dirección magistral, como un análisis sutil y sorprendente sobre la soledad del éxito y la dificultad de relacionarse con los demás.

La película, en su núcleo, es una brillante puesta en escena para la química entre Mel Gibson y Sally Field. Gibson, como Nicholas Angel, irradia una intensidad nerviosa, un control absoluto sobre sus instintos y una frustración palpable al verse relegado a un puesto de bajo perfil. Su interpretación es convincente y, sobre todo, llena de matices que van más allá de la simple figura del héroe invencible. Field, por su parte, ofrece una interpretación delicada y honesta como la policía Sarah Jennings, una mujer atrapada en su propio pasado y en la dificultad de asimilar la presencia de Angel. La tensión entre ambos, no tanto romántica sino existencial, es el motor principal de la película. McTiernan evita caer en clichés y construye un romance construido sobre la admiración mutua y la necesidad de comprensión, lejos de la idealización superficial.

La dirección de McTiernan es impecable. La frenética acción, coreografiada con una precisión casi científica, es tan emocionante como visualmente impactante. La película se mueve con una fluidez sorprendente entre la intensidad de las persecuciones y la calma relativa de los momentos de diálogo, creando un contraste efectivo y evitando que la película se sienta agotadora. El uso de la cámara, particularmente en las secuencias de persecución, es dinámico y emocionante, utilizando la velocidad y el movimiento para enfatizar la sensación de caos y peligro. Sin embargo, no se limita a la acción pura: McTiernan prestando especial atención a la atmósfera, a la banda sonora que refuerza la tensión y a la puesta en escena, que contribuye a la sensación de un mundo en constante amenaza. La película se beneficia de un rodaje ágil, principalmente en exteriores, que aporta realismo a las escenas de acción.

El guion, aunque centrado en la trama de acción, es sorprendentemente inteligente. La historia, inicialmente simple, se complica con la introducción de un motivo subyacente: la amenaza de una banda de ladrones altamente organizados y la necesidad de Angel de volver a conectar con su instinto de policía. La película plantea preguntas sobre la naturaleza del crimen, el aislamiento del éxito y la dificultad de encontrar un lugar en el mundo. No es una narrativa compleja, pero sí evoca reflexiones más profundas que las que se esperarían de un thriller de acción. La utilización de elementos como las llamadas telefónicas y los mensajes de voz añade una capa de suspense y crea un sentido de urgencia constante. La tensión se mantiene a lo largo de toda la película, y el ritmo es impecable.

En definitiva, “Arma Fatal” es un ejemplo de entretenimiento de alto nivel que, más allá de su valor de acción, ofrece una reflexión interesante sobre la condición humana. Es una película que, a pesar de haber envejecido un poco, sigue siendo un referente del género y que merece ser vista.

Nota: 8/10