Arma joven (1988)

“Arma joven” es una película que, a primera vista, podría ser fácilmente catalogada como un thriller de acción más. Sin embargo, bajo la superficie de disparos y persecuciones, se esconde una reflexión inquietante sobre la moralidad, la violencia y las consecuencias de un mundo donde el valor se mide en la habilidad para matar. La película se sitúa en un paisaje agreste y desolador, una zona fronteriza mexicana que funciona como el telón de fondo perfecto para la atmósfera de desesperación y desconfianza que impregna la historia.

La dirección de Michael Winterbottom es, en general, sólida y eficaz. Logra crear una sensación de tensión constante, utilizando la cámara de forma dinámica, a menudo operada a la mano, que nos sumerge directamente en la acción. Winterbottom no rehúye de la violencia, pero tampoco la convierte en un espectáculo gratuito; más bien, la utiliza para resaltar la brutalidad inherente a la vida en esa zona y el impacto que tiene sobre los personajes. La banda sonora, con sus tonos disonantes y sonidos ambientales, contribuye significativamente a este efecto inquietante. A veces, la filmación, con su estética ligeramente granulada, recuerda a documentales de guerra, intensificando la realidad cruda de la situación.

El núcleo de la película reside en la interpretación de Abraham Attah como Tunstall, un hombre atormentado por su pasado y que, paradójicamente, se dedica a entrenar a jóvenes para que se conviertan en asesinos. Attah ofrece una actuación increíblemente convincente, transmitiendo la amargura, la desilusión y la profunda carga emocional que lleva encima. Su personaje no es un villano carismático, sino alguien que ha perdido la fe en el sistema y que, a pesar de sus métodos, intenta impartir algún tipo de educación a sus alumnos, aunque sea la de la supervivencia. Las actuaciones del resto del elenco, incluyendo a Ben Foster como el despiadado colega de Tunstall, son sólidas y contribuyen a enriquecer el mundo de la película.

El guion, aunque no siempre brillante, plantea preguntas difíciles sobre la naturaleza de la violencia y la responsabilidad individual. No ofrece soluciones fáciles ni juicio moral simplista. Se centra en las consecuencias a largo plazo de las decisiones de Tunstall y de sus estudiantes, mostrando cómo la violencia perpetua un ciclo interminable de odio y venganza. El ritmo de la película es pausado, permitiendo al espectador reflexionar sobre las dinámicas de poder y las motivaciones de los personajes. Sin embargo, algunas subtramas podrían haberse desarrollado con mayor profundidad, y el final, aunque realista, podría haber tenido un impacto emocional más contundente. A pesar de estas pequeñas imperfecciones, "Arma joven" es una película perturbadora, inteligente y provocadora que obliga al espectador a confrontar la oscuridad que se esconde en el corazón del hombre. Es una película que permanece en la mente mucho después de que terminan los créditos.

Nota: 7/10