Armageddon Time (2022)

“Armageddon Time” no es una película que impacta con una explosión visual o un melodrama convencional. Más bien, es una introspección delicada, una meditación sobre la pérdida de la inocencia y el lento desmoronamiento de un mundo familiar, ambientada en la Nueva York de los años 80. James Gray, director conocido por su estilo visualmente distintivo, entrega un retrato nostálgico y a menudo melancólico de la infancia, aderezado con una fuerte carga emocional. La película, en su esencia, explora la tensión entre la seguridad del hogar y la exposición a la crueldad del mundo exterior, un tema universal que resuena especialmente cuando se mira a través de la lente de la experiencia infantil.

El guion, en gran medida centrado en la perspectiva de Paul Graff, es sutilmente complejo. No se basa en eventos grandiosos, sino en pequeños detalles, en las miradas, en los silencios, en las conversaciones casuales que revelan la profunda desconfianza de Paul ante la creciente división social que lo rodea. La relación entre Paul y Johnny, un chico negro con quien comparte momentos de alegría y complicidad, es el núcleo emocional de la película. La incomodidad y el rechazo que experimentan ambos, y la impotencia de Paul para actuar, son palpable y generan una profunda empatía en el espectador. Gray no busca ofrecer soluciones, simplemente documenta el dolor del marginamiento y la frustración de no poder proteger a aquellos a quienes se siente obligado a defender.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los pilares fundamentales de la película. Timothée Chalamet, en un papel que exige una gran capacidad de introspección, ofrece una interpretación magistral. Su actuación es particularmente convincente en la representación del abuelo de Paul, un hombre atormentado por su pasado y que, a pesar de su amor, no puede comprender completamente las luchas de su nieto. Anne Hathaway, como la madre de Paul, irradia una vulnerabilidad y una fuerza interior que la convierten en un personaje extraordinariamente humano. Su retrato de una mujer atrapada entre sus responsabilidades sociales y el deseo de proteger a su hijo es conmovedor y complejo. La dirección de Gray, aunque discreta, utiliza la composición y el color para subrayar la atmósfera de la época, empleando la paleta de colores de los ochenta con un resultado que es a la vez nostálgico y ligeramente opresivo.

“Armageddon Time” es, en última instancia, una película sobre la memoria y el proceso de reinterpretar el pasado. Es un retrato íntimo y reflexivo de la infancia, marcada por la tensión entre la protección familiar y la inevitabilidad del cambio. No se trata de un espectáculo cinematográfico, sino de una experiencia contemplativa que invita a la reflexión sobre el legado de nuestras relaciones y la fragilidad de la inocencia. La película no ofrece respuestas fáciles, pero sí plantea preguntas importantes sobre la responsabilidad, la identidad y el impacto de nuestras acciones en el mundo que nos rodea.

Nota: 8/10