La película “Asesinato en el Orient Express” es, en definitiva, una carta de amor nostálgica a un clásico de Agatha Christie. Sin embargo, la adaptación de Ken Loach y su equipo, aunque visualmente atractiva, se queda a medio camino, ofreciendo un entretenimiento agradable pero carente de la magia y el suspense que caracteriza la obra original. Loach, conocido por su compromiso social y su estilo documental, aporta una sensibilidad particular a la historia, lo que se traduce en un retrato del tren como un microcosmos de la sociedad, donde las tensiones sociales y las relaciones complejas son palpables. No obstante, esta lente sociológica a veces se siente demasiado pesada, ralentizando el ritmo y diluyendo la esencia del misterio.
La dirección de Loach, consciente de la naturaleza de la novela, se centra en las interacciones entre los pasajeros, creando un ambiente claustrofóbico y lleno de murmullos. La película se beneficia de la belleza visual del tren, un lujoso y decadente palacio sobre ruedas que contrasta con la crudeza del crimen. El diseño de producción es excelente, creando una atmósfera rica y detallada, con cada pieza de mobiliario y cada objeto contribuyendo a la sensación de viaje y aislamiento. Pero la estética, por sí sola, no es suficiente para sostener una trama tan compleja como la de Poirot.
La actuación de Kenneth Branagh como Hercule Poirot es, sin duda, un punto fuerte. Branagh canaliza la meticulosidad y la peculiaridad del detective belga con una precisión admirable, dotándole de un aire de superioridad intelectual y de un sentido del humor sutil. Aunque a veces la interpretación puede sentirse un tanto teatral, Branagh logra transmitir la brillantez deductiva de Poirot y su obsesión por la lógica. El resto del elenco, con actores como Jude Law, Michelle Pfeiffer, y Willem Dafoe, ofrece también interpretaciones sólidas, aportando matices y profundidad a los personajes secundarios. La química entre los actores es notable, contribuyendo a la verosimilitud de las relaciones en el tren.
El guion, adaptado por compañía, presenta algunos problemas. Si bien se intenta mantener la estructura detectivesca de la novela, simplificando algunos detalles y alargando innecesariamente ciertos momentos, el ritmo se ve afectado. La trama principal, con el asesinato y la búsqueda del asesino, es correcta, pero carece de la tensión vertiginosa que se espera de un thriller de misterio. Además, la resolución final, aunque lógica, se siente algo predecible y poco convincente, perdiendo la sorpresa y el impacto del original. Algunos personajes se desvanecen en la trama, perdiendo la oportunidad de desarrollar su arco narrativo y, en consecuencia, su importancia para la resolución del caso.
En definitiva, "Asesinato en el Orient Express" es una película recomendable para los fans de Agatha Christie y de los detectives clásicos, pero que podría haber sido mucho más. La película logra transmitir la esencia del mundo de Poirot, pero falla en crear un thriller de misterio realmente absorbente. Una adaptación que honra el legado de la novela, pero que necesita más pulido para alcanzar su máximo potencial.
Nota: 6/10