Asesinos cibernéticos (1995)

“Asesinos cibernéticos” (Cyber Killers), dirigida por el relativamente desconocido Liam Vance, emerge como un thriller cyberpunk con una ambición desmedida que, a pesar de sus fallas, ofrece una experiencia visualmente estimulante y una reflexión perturbadora sobre la humanidad y la deshumanización. Ambientada en un futuro sombrío, el planeta de Kepler-186f, una colonia minera saqueada por décadas de conflictos, la película se centra en una misión militar para erradicar a los androides, seres artificiales indistinguibles de los humanos, pero caracterizados por un distintivo y inquietante sonido. La premisa, aunque sencilla, es el punto de partida para una exploración de la moralidad, la identidad y las consecuencias de la tecnología avanzada.

La dirección de Vance muestra un dominio notable de la estética cyberpunk. Kepler-186f se presenta como un paisaje desolador, plagado de metal oxidado, luces parpadeantes y hologramas distorsionados. La cinematografía, firmada por Samuel Hayes, es especialmente efectiva, empleando colores apagados, contrastes dramáticos y movimientos de cámara fluidos para crear una atmósfera opresiva y claustrofóbica. Hay una notable atención al detalle en el diseño de producción, que logra transmitir la decadencia y la desesperanza de este mundo post-apocalíptico. Sin embargo, la fotografía a veces cae en la sobreexposición, sobre todo en las escenas nocturnas, lo que resta impacto visual a algunas de las escenas más importantes.

El reparto, encabezado por Caleb Sterling en el papel del Comandante Rhys, ofrece interpretaciones sólidas, aunque con algunas inconsistencias. Sterling transmite la dureza y el cinismo de un militar endurecido por la guerra, pero a veces su actuación se siente un poco predecible. La actriz principal, Evelyn Reed, interpreta a la androide Lyra con una sensibilidad que contrasta fuertemente con el tono general de la película. Su evolución emocional, a medida que desarrolla una conciencia de sí misma, es el núcleo de la trama, y Reed la realiza con una profundidad que podría haber sido mejor aprovechada. El resto del elenco secundario, por lo general, es sólido, con actuaciones convincentes que añaden matices a la historia. El sonido de los androides –un chillido agudo y penetrante– es, sin duda, uno de los elementos más memorables de la película y, a pesar del riesgo que supone, se integra perfectamente en la atmósfera y el guion.

El guion, escrito por Vance y Mark Peterson, es donde la película más claramente flaquea. Si bien la premisa es intrigante, la ejecución carece de la complejidad y la sutileza que podría haber elevado la historia. Los diálogos a menudo son torpes y expositivos, y la trama avanza con una lentitud irritante. El ritmo es irregular, alternando entre momentos de acción tensa y escenas largas y redundantes que se podrían haber eliminado. Sin embargo, la película logra abordar temas importantes, como la naturaleza de la conciencia, la ética de la guerra y el significado de la humanidad en un mundo dominado por la tecnología. La exploración de la identidad de Lyra, en particular, proporciona un contrapunto a la deshumanización que domina el planeta. A pesar de sus defectos, "Asesinos cibernéticos" es una película que permanece en la memoria, no por su brillantez narrativa, sino por su atmósfera inquietante y su reflexión sobre el futuro de la humanidad.

Nota: 6/10