Asesinos de élite (2011)

“Asesinos de élite” (Edge of Darkness) es una entrega del subgénero de acción explosivo que la franquicia ha cultivado con maestría. La película, dirigida por Nicolas Barbauld, no intenta ser una obra maestra cinematográfica, pero ofrece un espectáculo visceral y un entretenimiento a gran escala que, en su totalidad, resulta satisfactorio, aunque con algunas inconsistencias. Lo que la hace destacar, en gran medida, reside en el talento de Jason Statham y el entorno operativo que se crea, evocando una atmósfera de tensión constante y un nivel de violencia realista.

Statham, en su habitual papel de agente de operaciones especiales implacable, entrega una interpretación convincente. Su personaje, un hombre con un pasado sombrío y una ética flexible, se enfrenta a dilemas morales complejos en un contexto de extremismo internacional. Su presencia física y su eficiencia en las ejecuciones son, como siempre, impresionantes, pero aquí se le da un mayor peso dramático, lo que permite explorar sus motivaciones más allá de la pura frialdad del asesino. Los dos actores que lo acompañan, Ray Winstone y Michael Weatherly, complementan bien la dinámica grupal, aportando matices a sus personajes y construyendo una relación creíble. La química entre ellos es uno de los puntos fuertes de la película.

El guion, escrito por Steven Grant y Ben Kravitz, no destaca por su originalidad. La premisa –un grupo de mercenarios contratado para eliminar miembros del SAS– ha sido explorada en otras producciones similares, y la película no introduce ninguna novedad significativa en el argumento. Sin embargo, la trama se desarrolla a un ritmo ágil, con secuencias de acción frenéticas y momentos de suspense bien coreografiados. La tensión se construye de forma efectiva a lo largo de la película, utilizando el ambiente opresivo del Oriente Medio como telón de fondo, y las intrigas políticas y las conexiones con el pasado de los personajes contribuyen a mantener la atención del espectador. El flashback que revela los orígenes de la misión es, en su mayoría, bien ejecutado, aunque, al igual que otros elementos del guion, carece de un desarrollo profundo.

En cuanto a la dirección, Nicolas Barbauld consigue crear una atmósfera de peligro inminente. Las escenas de acción son impactantes y visualmente estimulantes, utilizando una fotografía sombría y un montaje dinámico. La película se beneficia del uso de localizaciones exteriores en entornos árabes, que refuerzan la sensación de estar en una zona de conflicto. Sin embargo, la dirección podría haber buscado un mayor equilibrio entre la acción y la introspección, para profundizar en las motivaciones y los dilemas morales de los personajes. La película, en su conjunto, es una producción sólida y entretenida, pero no sobresale por su originalidad ni por su capacidad para generar emociones profundas. Se centra en la adrenalina y el espectáculo visual, y en ese sentido, cumple su cometido a la perfección.

Nota: 6/10