“Ashraf, el Ladrón” es un thriller de intriga egipcio que, a pesar de carecer de la espectacularidad visual que podríamos esperar de una película con semejante premisa, se erige como una pieza interesante y, en definitiva, satisfactoria. La película, dirigida con una mano firme por Ahmed Khaled Toshgy, no se toma atajos y se sumerge lentamente en la vida de Ashraf (Sherine Reda), un ladrón de arte de oficio que, sin saberlo, se encuentra a punto de desatar una compleja red de traiciones y peligrosos entrelazamientos. Reda, en el papel principal, ofrece una actuación notable, mostrando una gran versatilidad como Ashraf. Su personaje evoluciona a lo largo de la película, pasando de ser un ladrón pragmático y centrado en su propio beneficio, a un individuo enfrentado a dilemas morales complejos, con una fuerza interior que la lleva a cuestionar sus propias motivaciones. No es una actuación grandilocuente, sino una de sutileza y autenticidad que consigue conectar con el espectador.
El guion, aunque a veces un tanto predecible en su estructura general, compensa con sus giros argumentales. La trama, que combina elementos de crimen, espionaje y romance, se teje con maestría, manteniendo al espectador en vilo hasta el final. La película no se dedica a explosiones ni persecuciones espectaculares; en cambio, prioriza la atmósfera de suspense y la tensión psicológica. La ambientación, con vistas a El Cairo y sus mercados laberínticos, es rica y auténtica, lo que sumamente a la experiencia visual. La película logra recrear la sensación de un Cairo bullicioso y lleno de secretos, convirtiéndose en un personaje más dentro de la narrativa.
Sin embargo, no es una obra maestra. Algunos diálogos son un poco torpes y el ritmo, en ciertos momentos, se vuelve un poco lento. La banda sonora, aunque efectiva, podría haber tenido un mayor impacto. A pesar de estas pequeñas fallas, “Ashraf, el Ladrón” es un thriller inteligente que explora temas como la moralidad, el honor y la corrupción con una honestidad refrescante. La película no busca ofrecer respuestas fáciles, sino que invita al espectador a reflexionar sobre las consecuencias de sus decisiones. La elección de la actriz principal y la honestidad con la que retrata la crisis moral del personaje son elementos que elevan la calidad general de la película.
En definitiva, “Ashraf, el Ladrón” es una película que merece la pena ver. Es una historia de intriga bien contada, con un buen reparto y una atmósfera cautivadora. No es una película que te deje boquiabierto, pero sí que te hará pensar y te mantendrá enganchado hasta el final. Es un ejemplo interesante de cine egipcio contemporáneo, que ofrece una mirada a la complejidad de la sociedad y los dilemas morales que enfrentan sus habitantes.
Nota: 7/10