Así no se trata a una dama (1968)

(EN) · Comedia, Suspense · 1h 48m

Póster de Así no se trata a una dama
Media
6.6 /10

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Sinopsis

Un misterioso criminal tiene aterrorizada a la ciudad de Nueva York. Se trata de un estrangulador, maestro en el arte de los disfraces, que se dedica a matar a mujeres de mediana edad, en las que no hay nada destacable; su vulgaridad es, al parecer, lo que interesa al asesino. El psicópata tiene la curiosa costumbre de llamar al detective de policía Morris Brummel, para hablar con él sobre sus víctimas. Así es como Brummel se convierte en el responsable del caso. La vida del detective es de lo más gris y anódina: vive con su anciana madre y tiene que soportar su autoritario carácter. Gracias a sus primeras pesquisas conoce a la bella Kate Palmer y la lleva a su casa para presentársela a su madre. Por su parte el estrangulador, Christopher Gill, un hombre enamorado de la buena vida, disfruta creando rompecabezas y pistas falsas para Brummel.

Ficha de la película

Título original

Así no se trata a una dama


Estreno


Géneros

Idioma original

EN


Dirección

Guionista

Sol C. Siegel


Reparto principal de Así no se trata a una dama

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Así no se trata a una dama.

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Así no se trata a una dama. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Mónica Salas
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (8.5/10)

“Así no se trata a una dama” (1944) de Vincent Sherman no es un thriller psicológico grandilocuente, sino una joya del cine negro con una atmósfera densa y un protagonista que, aunque imperfecto, resulta profundamente entrañable. La película se adentra en la rutina melancólica de Morris Brummel, un detective de Nueva York al que la vida, y especialmente la presencia de su madre, le ha robado la alegría. No es un hombre que inspire admiración; su vida es un reflejo de la mediocridad, pero precisamente esa falta de brillo es lo que le hace tan cercano al espectador.

La trama, centrada en una serie de asesinatos de mujeres aparentemente insignificantes, se desarrolla con un ritmo pausado que, lejos de resultar aburrido, contribuye a la construcción de la atmósfera sombría y claustrofóbica. El estrangulador, Christopher Gill, no es un monstruo caricaturesco, sino un personaje complejo, con una obsesión por la meticulosidad en su trabajo y una curiosa necesidad de interactuar con Brummel, elevando el asesinato a un juego intelectual. Esta dinámica entre el detective y el asesino, la constante comunicación telefónica, es el corazón palpitante de la película y lo que la diferencia de otros thrillers del género. Sherman utiliza la voz del asesino como un elemento narrativo, añadiendo una capa de inquietud y manipulación al relato.

La dirección de Sherman es precisa y observadora. Los planos a menudo se centran en los detalles: la taza de café humeante, la luz mortecina que se filtra por la ventana, la expresión cansada de Brummel. Estos pequeños elementos visuales contribuyen a crear una sensación de desasosiego y fatalidad. La fotografía en blanco y negro de Arthur Kogan es impecable, con un uso magistral del claroscuro que enfatiza la oscuridad y el misterio. Sin embargo, no se limita a la estética; el blanco y negro se convierte en un personaje más, reflejando el estado emocional de los protagonistas y la amargura del ambiente.

La actuación de Walter Huston como la madre de Brummel es monumental. Su personaje, una mujer severa y autoritaria, es un verdadero desafío actoral, y Huston lo domina con una mezcla de crueldad y vulnerabilidad. El rostro de Robert Ryan como Brummel transmite con una eficacia pasmosa la desesperanza y el aislamiento del detective. La química entre Ryan y Huston es el pilar emocional de la película, y su relación, aunque tensa, añade una profundidad innegable a la trama.

En definitiva, “Así no se trata a una dama” es una película elegante, con un guion inteligente, una dirección cuidadosa y actuaciones excepcionales. No busca la espectacularidad, sino la sutileza, y en ese juego encuentra su fortaleza. Es un ejemplo perfecto del cine negro clásico, que, incluso después de tantas décadas, sigue cautivando por su atmósfera, su personajes y su misterio. Una pieza esencial para cualquier amante del género.

Nota: 8.5/10

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