Así nos va (2014)

“Así nos va” es una película que, a primera vista, podría parecer una comedia familiar estándar con la que ya nos hemos topado antes. Y en cierto modo, lo es. Sin embargo, bajo esa aparente simplicidad reside una reflexión sutil, pero poderosa, sobre la soledad, la responsabilidad y la dificultad inherente a conectar con los demás. La película, dirigida con elegancia por Todd Haynes, no busca el melodrama barato ni el humor gratuito, sino un retrato realista y a veces incómodo de la evolución personal de su protagonista, Oren (Michael Douglas), un hombre consumido por el egoísmo y la falta de empatía.

Douglas ofrece una actuación magistral. Captura a la perfección la despersonalización de Oren, su actitud arrogante y su incapacidad para mostrar afecto. No es un villano caricaturesco, sino un hombre herido, marcado por experiencias pasadas que lo han convertido en el individuo que es. La química entre Douglas y Diane Keaton, que interpreta a Leah, su nueva vecina, es fundamental. Keaton aporta un contrapunto perfecto al personaje de Leah, una mujer sensible y compasiva que, sin juzgar, intenta que Oren se abra a la posibilidad de un nuevo tipo de conexión. La relación entre ambos no es instantánea, ni idílica, sino que se construye con lentitud, a través de gestos pequeños y silenciosos, que revelan la gradual transformación de Oren.

El guion, coescrito por Woody Allen, se adhiere a una estructura narrativa discreta, evitando artificios innecesarios. Haynes utiliza un estilo visual sobrio, centrándose en la mirada del espectador, invitándolo a observar y a reflexionar sobre las motivaciones de los personajes. La fotografía, cuidada y con un uso del color que enfatiza los estados de ánimo, contribuye a crear una atmósfera melancólica pero no desesperada. La película no explica las razones detrás del abandono de Oren, sino que se centra en las consecuencias de sus actos y en el proceso de redención, o al menos, de aceptación. La introducción de la nieta, Ruby, es un catalizador que obliga a Oren a confrontar su pasado y a reconsiderar su perspectiva de la vida. La película explora la idea de que la responsabilidad no siempre viene acompañada de un deseo, sino que a veces se impone por circunstancias externas.

Si bien el ritmo puede resultar pausado para algunos espectadores, la película logra mantener el interés gracias a la profundidad de sus personajes y a la habilidad de Haynes para generar una atmósfera de quietud y contemplación. “Así nos va” no es una película que te haga reír a carcajadas, pero sí te invita a sentir, a reflexionar sobre la importancia de la empatía y la necesidad de conectar con los demás, incluso cuando lo más fácil es permanecer en el aislamiento. Es un recordatorio de que la felicidad no reside en la acumulación de posesiones o en el reconocimiento externo, sino en la capacidad de amar y de ser amado.

Nota: 7.5/10