Astérix - El secreto de la poción mágica (2018)

“Astérix - El secreto de la poción mágica” se presenta como un regreso con la familiar esencia del mitológico cómics francés, pero, en mi opinión, se desvía un tanto del tono y la magia que lo han caracterizado a lo largo de sus décadas. La premisa –Panoramix, consciente de su avanzada edad y la necesidad de proteger el futuro de los habitantes de Gerville– es interesante y, en principio, crea un arco narrativo sólido. Sin embargo, la ejecución no logra alcanzar el nivel de ingenio y humor que esperábamos.

Dirigida por Olivier Baroux, la película se centra en la búsqueda de un nuevo druida, un papel crucial para la transmisión del secreto de la poción mágica. Este elemento central, la búsqueda del sucesor, se aborda de manera algo plana y predecible. El ritmo es desigual; hay momentos de acción y aventura bien coreografiados, con persecuciones y duelos que, aunque visualmente agradables, carecen de la chispa que ha definido las entregas anteriores. El guion, a menudo, recae en clichés y situaciones poco originales, y las situaciones cómicas, aunque presentes, no logran siempre generar la misma carcajada fácil que recordamos del cine de Asterix. La exploración de la historia druida y sus costumbres, si bien potencialmente enriquecedora, se siente superficial y, en ocasiones, incluso un tanto forzada.

Las actuaciones son correctas, pero no especialmente memorables. Germain Richardet ofrece un Panoramix paternal y preocupado, aunque su personaje carece de la profundidad que podría haberle conferido más tiempo en pantalla. Louis Schneider, como Obelix, está en su elemento: gruñón, hambriento y, ocasionalmente, con momentos de lucidez que le permiten conectar con el resto del equipo. Vincent Cassel, como Juggurth, el antagonista, se limita a ser un villano caricaturesco y poco amenazante. No obstante, el actor aporta una presencia imponente y un diseño de personaje impactante, que, aunque no apoya una historia excepcional, al menos le da un aspecto distintivo al personaje.

Visualmente, la película es una experiencia agradable, con escenarios elaborados que evocan el mundo rural francés y un diseño de vestuario que recuerda al cómic original. Sin embargo, la sobreexposición de efectos especiales, a veces artificiales, resta autenticidad a las escenas de acción y a la magia. El humor, un pilar fundamental de la saga, se siente menos presente que en las películas anteriores. Se intenta jugar con la nostalgia y con referencias al cómic, pero estas incursiones no siempre aciertan y, en ocasiones, resultan forzadas. La película se esfuerza por ser una celebración del legado de Asterix, pero, en última instancia, se siente como un intento de recuperar un brillo que ya no se encuentra tan fácilmente.

En definitiva, “Astérix - El secreto de la poción mágica” es una película entretenida, pero que no alcanza las expectativas generadas por la franquicia. Ofrece momentos de diversión y nostalgia, pero carece del ingenio, el humor y la originalidad que han hecho de Asterix un clásico del cine. No es un fracaso, pero tampoco es una obra maestra.

Nota: 6/10