Ataque al carro blindado (1967)

“Ataque al Carro Blindado” es, sorprendentemente, una película que se queda corta de lo que prometió ser. No es un thriller de acción puro y duro, ni tampoco una obra maestra de la cinematografía. Es, simplemente, un relato de venganza en el que la ejecución, aunque sólida, no alcanza la profundidad emocional que podría haberle dado mayor resonancia. La película, bajo la dirección de Jon Turteltaub, se mueve con una fluidez aceptable, manteniendo el ritmo trepidante requerido por el género, pero carece de la originalidad y la sutileza que a menudo se esperan de un thriller con este tipo de premisas.

Kevin Costner, como Taw Jackson, entrega una actuación competente, pero quizás algo predecible. No es que falte en carisma o en la capacidad de transmitir la determinación de su personaje, pero la interpretación se siente un tanto genérica. La química entre Costner y Samuel L. Jackson, quien interpreta a Frank Pierce, es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. La tensión entre ambos actores, marcada por un odio visceral y una frialdad calculada, es palpable y contribuye de manera significativa al desarrollo de la narrativa. Sin embargo, Pierce es un villano demasiado caricaturesco, casi un cliché del tipo de antagonista que solo existe para ser derrotado. Le falta una profundidad psicológica que le hubiera dotado de mayor interés. Las secundarias actuaciones, como las de Ray Liotta y Laurence Fishburne, son correctas, pero no sobresalen notablemente.

El guion, escrito por Gregory Poirier y Eric Taylor, es el área más débil de la película. Si bien la premisa inicial – un preso buscando venganza por una traición pasada – es interesante, la ejecución es algo repetitiva. Se recurre a clichés del género: explosiones, persecuciones vehiculares y tiroteos, todo presentado de manera un tanto estándar. La trama se desarrolla de forma lineal y predecible, evitando sorpresas y revelaciones que podrían haber enriquecido la experiencia cinematográfica. El uso de la temática del filón de oro como elemento central es un recurso poco original, y no se explora con la profundidad que merecía. El desarrollo de la venganza, aunque visceral, se siente un poco superficial y se centra más en la acción que en el impacto emocional.

A pesar de sus fallas, “Ataque al Carro Blindado” ofrece un entretenimiento decente para una noche de cine. El diseño de producción, que recrea con fidelidad la atmósfera del sur de Estados Unidos de los años 80, y la banda sonora, con temas que refuerzan la tensión y el dramatismo, contribuyen a crear un ambiente convincente. La dirección, aunque no especialmente innovadora, es funcional y se centra en mantener el ritmo y el interés del espectador. Sin embargo, la película, en última instancia, es un producto de género que se conforma con ofrecer una experiencia sólida pero olvidable. La falta de originalidad y la superficialidad de algunos elementos narrativos la impiden alcanzar su máximo potencial.

Nota: 6/10