Atlantic City (1980)

“Atlantic City” (1980) de Robert Altman es una obra maestra de la decadencia americana, un retrato melancólico y ambiguo de un hombre y su obsesión en una ciudad al borde del colapso. Altman, conocido por su estilo innovador y su capacidad para capturar la atmósfera de sus historias, aquí crea una película que va más allá de un simple thriller de gángsters, convirtiéndose en un estudio profundo de la soledad, la frustración y la búsqueda de una felicidad inalcanzable.

La película se centra en Lou Pascal (Michael Caine, en una actuación magistral), un antiguo capo de la mafia que se mantiene con trabajos menores y apuestas. El círculo de su vida se reduce a la viuda de su antiguo jefe, una mujer fría y calculadora interpretada por Annette Funicello, y a Sally (Barbara Hershey), una joven de belleza cautivadora que despierta una necesidad irracional en Lou. La tensión entre estos dos personajes, y entre Lou y su pasado, es el núcleo de la narrativa. Altman evita pintar a Lou como un villano, presentándolo como un hombre roto, un espíritu solitario atrapado en una existencia precaria. Caine lo interpreta con una sutileza que permite al espectador empatizar con su desesperación.

La dirección de Altman es, como siempre, impecable. La película se mueve con un ritmo pausado y contemplativo, creando una atmósfera de inquietud y desasosiego. El uso de la cámara es deliberado y efectivo, con planos largos que marcan el paso del tiempo y enfatizan la soledad de los personajes. La banda sonora, compuesta por Elmer Bernstein, es otra de las grandes virtudes de la película, contribuyendo de manera significativa a la atmósfera opresiva y melancólica. Las escenas en Atlantic City, con sus luces neones, el humo, el ruido y la gente en las calles, son vívidas y realistas, transportando al espectador a ese ambiente de derrota y desesperanza.

El guion, aunque a veces se siente un poco disperso, es inteligente y ofrece una visión poco convencional de los gángsters. No hay héroes ni villanos claros, solo personajes complejos y moralmente ambiguos. La historia explora temas como el amor no correspondido, el fracaso, la pérdida de la inocencia y la búsqueda de significado en un mundo sin sentido. La película, además, plantea preguntas sobre la naturaleza del dinero, el poder y la moralidad. La actuación de Barbara Hershey como Sally es particularmente interesante, ya que la interpretamos con una vulnerabilidad que contrasta con su apariencia física, permitiendo al espectador comprender su profunda melancolía.

En definitiva, “Atlantic City” es una película imprescindible para cualquier amante del cine que aprecie la dirección artística, las actuaciones sólidas y las narrativas complejas. Es una obra que permanece en la memoria mucho después de que terminan los créditos.

Nota: 8/10