Atómica (2017)

“Atómica” no es un thriller político complejo, ni una recreación exhaustiva de la caída del Muro de Berlín. Es algo mucho más visceral, un torbellino de violencia estilizada y personajes moralmente ambiguos que te arrastra a un submundo oscuro y peligroso. Charlize Theron, como siempre, es el corazón palpitante de la película, su interpretación de Lorraine Broughton es monumental: una mujer consumida por el deber, la venganza y una lealtad que se ha convertido en una maldición. La Theron no se limita a interpretar a una espía; la encarna de forma total, mostrando tanto su fragilidad emocional como su letalidad, y logrando que el espectador sienta su desesperación y su determinación con una intensidad sorprendente.

La dirección de Nicolas Winding Refn es, como siempre, una propuesta audaz y provocadora. Elimina el uso de música durante gran parte de la película, confinando la tensión a la puesta en escena, el movimiento de cámara y las expresiones faciales. Esta decisión, a primera vista desconcertante, funciona a la perfección, creando una atmósfera claustrofóbica y opresiva que te sumerge en la paranoia del personaje. Refn apuesta por una estética brutal y realista, con secuencias de violencia impactantes pero realizadas con un control preciso que evita caer en el sensacionalismo. La iluminación y el color se utilizan como elementos narrativos, acentuando el contraste entre la esperanza de un futuro libre y la oscuridad del presente.

El guion, co-escrito por Refn y K’s Av Nilsen, es directo y sin demasiados artificios. No se preocupa por ofrecer explicaciones exhaustivas, sino que se centra en las acciones y consecuencias de los personajes. Los diálogos son concisos y cargados de subtexto, y la trama avanza a un ritmo implacable. La película aborda temas como la lealtad, el sacrificio, la identidad y la manipulación con una sutileza inquietante. Aunque el argumento pueda parecer simple, la película se centra en la moralidad gris del espionaje, donde la línea entre el bien y el mal es constantemente borrosa. La película no busca juzgar a sus personajes, sino que los presenta como víctimas de circunstancias, atrapados en un juego peligroso donde las apuestas son la vida misma.

Sin embargo, “Atómica” no está exenta de defectos. En ocasiones, la violencia puede resultar excesiva o gratuita, y algunos personajes secundarios carecen de desarrollo. Además, el final, aunque impactante, podría haber sido más elaborado. No obstante, estos pequeños inconvenientes palidecen ante la fuerza de la interpretación de Theron, la dirección visual de Refn y la atmósfera general de tensión y desconfianza que la película irradia. “Atómica” es una experiencia cinematográfica visceral y perturbadora, una de esas películas que te dejan pensando mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar. Es una película que explora los límites de la humanidad en un contexto histórico crucial, y que, en última instancia, nos recuerda que la verdad a menudo es una ilusión.

Nota: 8/10