Atraco a las 3... y media (2003)

“Atraco a las 3... y media” es una comedia negra española que, a pesar de su premisa aparentemente simple, logra ofrecer un entretenimiento sólido y, en ocasiones, sorprendentemente reflexivo. La película se sitúa en un contexto de crisis económica que se siente visceralmente en la sala, mostrando un giro laboral abrupto y despiadado que genera una atmósfera de desesperación palpable. El director, José Luis Cuerda, no se anda con rodeos al presentar la situación: la implacable eficiencia de Otto Schültz, el banquero alemán, se contrapone brutalmente con la añeja tradición de un banco español, creando una tensión dramática que sirve de base para el posterior atracón.

La dirección de Cuerda es competente, aunque no excesivamente original. Mantiene el ritmo a un nivel aceptable y utiliza la estética de un thriller financiero, con planos de oficina impersonales y conversaciones técnicas, para enfatizar la frialdad del sistema. Sin embargo, lo realmente destacable reside en la construcción del personaje de Galindo, interpretado con maestría por Miguel Ángel Silvestre. Silvestre aporta una complejidad al personaje que va más allá de la simple figura del delincuente; vemos a un hombre marcado por la vida, con sus vicios y sus miedos, que reacciona ante la injusticia con una mezcla de amargura y rebeldía. Su evolución a lo largo de la película es uno de los puntos fuertes del guion.

El guion, aunque tiene sus momentos de exageración, se mantiene bastante sólido. Las situaciones absurdas, que son inherentes al género, se equilibran con diálogos inteligentes y algunas escenas de humor negro realmente ingeniosas. La idea de planear un atraco dentro de un banco, utilizando el caos de Nochevieja como cobertura, es original y bien ejecutada. La película consigue jugar con la idea de la venganza personal como motor del crimen, pero también explora la desesperación y la falta de oportunidades que empujan a estos personajes a cometer actos ilegales. El clímax, aunque previsible, es satisfactorio y ofrece un final agridulce. La película también ofrece una crítica velada a la ineficacia de la burocracia y la dehumanización que genera el capitalismo descontrolado.

Las actuaciones son, en general, convincentes. Además de Silvestre, destacarían las interpretaciones de los otros miembros del equipo bancario, cada uno con su propia personalidad y sus motivaciones. Aunque algunos personajes son algo estereotipados, contribuyen al dinamismo de la historia y, en conjunto, forman un grupo de personajes entrañables, a pesar de sus acciones criminales. La banda sonora, también, logra crear un ambiente adecuado para la trama, oscilando entre la tensión y el humor.

Nota: 7.5/10