Aún sé lo que hicisteis el último verano (1998)

“Aún sé lo que hicisteis el último verano” (originalmente “I Still Know What You Did Last Summer”) es una película que, a pesar de su premisa inherentemente inquietante, no logra consolidarse como una experiencia cinematográfica verdaderamente memorable. El argumento, un refrito de tropos del thriller psicológico y el slasher adolescente, se centra en la regresión de Julie, atormentada por los hechos de un verano pasado que le dejaron un marcado trauma y un proceso de duelo incompletamente cerrado. Su decisión de regresar a su ciudad natal, a la Universidad, es un acto de coraje y, al mismo tiempo, una demostración de la desesperación de una joven luchando contra sus demonios internos.

La dirección de James Wong (conocido principalmente por su trabajo en series de televisión como “Being Human”) se muestra competente pero carece de audacia. El estilo visual, aunque intenta crear una atmósfera tensa y opresiva, depende demasiado de clichés: estudios de mirada, flashbacks abruptos y un uso insistente de la música para generar suspense. Se podría haber apostado por un enfoque más sutil, priorizando la inmersión en la psicología de la protagonista en lugar de recurrir a la constante manipulación del espectador. La película, en general, es efectiva para generar incomodidad, pero no para provocar una reflexión profunda.

Las actuaciones son equilibradas, con Duayne Kent como Ben Willis destacando como el antagonista. Su interpretación es convincente, ofreciendo un retrato de un joven que se debate entre la culpa, la confusión y la ira. Aunque el resto del elenco cumple su función, la protagonización de Penn Badgley como Silyen, el ex novio de Julie, resulta a veces forzada y carente de matices. Su personaje, supuestamente un escape para la protagonista, nunca se siente del todo desarrollado, limitando su impacto emocional.

El guion, sin embargo, es el punto débil fundamental de la película. La estructura narrativa se vuelve repetitiva y predecible, siguiendo un patrón clásico de “alguien regresa a su ciudad natal y se enfrenta a una serie de sucesos inexplicables”. Si bien la premisa de la persecución y la revelación de la verdad detrás del accidente inicial es intrigante, la ejecución carece de originalidad y profundidad. Los diálogos, en ocasiones, son torpes y artificiosos, y la resolución del misterio, aunque satisfactoria, carece de la sorpresa y el impacto emocional que podría haber tenido. Se siente como si el guion, en su intento por mantenerse fiel a la fórmula del género, hubiera sacrificado la innovación y la complejidad narrativa. La película, en definitiva, se queda en la superficie, ofreciendo un entretenimiento rápido pero vacío.

Nota: 5/10