Ausente (Stop-Loss) (2008)

“Ausente (Stop-Loss)” es un título que, al principio, podría sonar a cliché, pero la película de Jonathan Israel demuestra ser un retrato visceral y perturbador de las consecuencias psicológicas de la guerra, grabado con una sensibilidad y una honestidad que pocos militares rompen. La película no busca glorificar el combate; lejos, se centra en el profundo vacío y la desorientación de los veteranos, particularmente en la lucha por reintegrarse en la vida civil tras haber presenciado y vivido horrores inimaginables.

La dirección de Israel es impecable, utilizando un ritmo pausado y deliberado para sumergir al espectador en la mente y en el entorno del protagonista, Dakota (Michael Shannon). No hay explosiones grandiosas ni secuencias de acción frenéticas. En cambio, la película se construye a partir de la atmósfera, del silencio incómodo entre los personajes, del paisaje árido y desolador de Texas, que refleja perfectamente el estado emocional de Dakota. Esta decisión estilística, aunque pueda resultar lenta para algunos, es fundamental para transmitir la sensación de aislamiento y la dificultad de procesar un trauma que parece no tener fin.

Michael Shannon entrega una actuación absolutamente magistral. Su interpretación de Dakota es sutilmente poderosa. No recurre a dramatismos exagerados, sino que transmite la amargura, la ira y la desesperación de un hombre que ha perdido su sentido de identidad y propósito. Su mirada, a menudo vacía y sombría, revela un dolor tan profundo que resulta casi palpable. La película se sostiene gracias a su interpretación, que es la piedra angular de todo el drama.

El guion, aunque no presenta giros argumentales sorprendentes, es efectivo en su sencillez. Se centra en las interacciones entre Dakota y su hermano, Jake (Caleb Landry Jones), quienes intentan ayudarlo a superar su trauma. Sin embargo, la película reconoce que el proceso de sanación no es lineal ni fácil. La relación entre los hermanos es compleja y, a menudo, tensa, reflejando la dificultad de reconstruir vínculos después de haber sido separados por la guerra. La película evita soluciones fáciles o felices, optando por presentar una visión realista y, en cierto modo, pesimista sobre el impacto de la guerra.

“Ausente (Stop-Loss)” no es una película para todos los públicos. Es una película incómoda, que exige una cierta disposición a confrontar la realidad brutal de la guerra y sus secuelas. Pero es también una película valiente, honesta y profundamente conmovedora, que merece ser vista y discutida. Es un recordatorio sombrío de que la guerra no termina cuando la bandera vuelve a piar, sino que deja cicatrices que pueden durar toda la vida.

Nota: 8/10