¡Autor, autor! (1982)

“¡Autor, autor!” (en inglés, “About Schmidt”) es una película que, a pesar de su título y de ser un éxito de taquilla en su momento, es una joya inesperada que se va revelando con el tiempo. La película, dirigida por Alexander Payne, no se centra en el glamour de Hollywood, sino en la vida aparentemente ordinaria de Otto Herman, un hombre de mediana edad llamado Otto, interpretado magistralmente por Tommy Lee Jones. La historia nos presenta a Otto, un autor de obras de teatro fracasado, en el día de su jubilación, un día que se convierte en un punto de inflexión para una vida llena de remordimientos y arrepentimientos.

Payne consigue crear un retrato conmovedor y sorprendentemente humano de un hombre que, hasta ese momento, nos había parecido un tipo al que no le importaba nada. La película no se basa en el drama explosivo, sino en la sutileza de las relaciones y en la representación de las conversaciones honestas, a menudo incómodas, entre Otto y sus hijos y otros personajes que se cruzan en su camino. La dirección es impecable, creando una atmósfera de melancolía palpable y evitando la sentimentalidad gratuita. Payne sabe cómo retratar la banalidad de la vida cotidiana, pero también cómo puede estar llena de momentos de gran significado.

El guion, adaptado de un relato de Larry McMurtry, es uno de los puntos fuertes de la película. No intenta buscar grandes clichés ni resolver todas las preguntas de vida. En cambio, se centra en explorar las complejidades de las relaciones familiares, los errores del pasado y la posibilidad de redención. Los diálogos son naturales y, en ocasiones, brutales, pero siempre con una base de humanidad. Se percibe la influencia de los grandes maestros del cine independiente, como Richard Linklater, en su manera de contar historias, otorgando a la película un ritmo pausado y una sensación de autenticidad.

La actuación de Tommy Lee Jones es, sencillamente, excepcional. Jones no se limita a interpretar un hombre cansado; nos ofrece una profunda exploración de la personalidad de Otto, mostrando sus inseguridades, sus miedos y sus deseos ocultos. Pero la película no se queda solo en Jones. Las actuaciones secundarias, con personajes como Laura Linney, Bill Paxton y Parker Posey, son igualmente sólidas y contribuyen a la riqueza emocional de la película. Cada personaje, incluso los más pequeños, se siente real y se integra a la perfección en la narrativa.

“¡Autor, autor!” no es una película para quedarse enganchado desde la primera escena. Requiere paciencia y una disposición a conectar con los personajes. Sin embargo, la recompensa es grande: una reflexión honesta y conmovedora sobre la vida, el amor, el arrepentimiento y la búsqueda de significado en un mundo cada vez más complejo. Es una película que permanece en la memoria mucho después de que los créditos finales han comenzado a rodar.

Nota: 8/10