Aventuras y desventuras de un yuppie en el campo (1988)

“Aventuras y Desventuras de un Yuppie en el Campo” es, en su esencia, una comedia de enredos que nos recuerda que la búsqueda de la felicidad a menudo se encuentra en los lugares más inesperados – y que la vida en el campo no siempre es un cuento de hadas. La película, dirigida con una sensibilidad que oscila entre el humor irónico y la melancolía, no se limita a presentar una parodia de la vida burguesa, sino que logra, en cierta medida, una reflexión sobre la desconexión que puede sufrir el individuo cuando se aleja de sus raíces y valores.

La película se centra en Andy Farmer (interpretado con una ternura encantadora por parte de Owen Wilson), un escritor de deportes aficionado a la vida de lujo que, tras el nacimiento de su hijo, se siente perdido y desmotivado. En busca de inspiración y de un cambio radical, decide mudarse con su esposa, Elizabeth (Kaitlin Olson), a una granja en el rural. Lo que espera encontrar es una burbuja de paz y tranquilidad para poder concentrarse en su novela, pero lo que realmente descubre es un caos rural lleno de personajes excéntricos, problemas inesperados y una cruda realidad a la que no está preparado. La comedia surge de la incongruencia entre las expectativas idealizadas de Andy y la dura realidad de la vida en el campo, un contraste que se explora con mucho ingenio.

La dirección de Thomas Gray es notable, logrando establecer un ambiente visualmente agradable, aunque a veces un tanto plano. La fotografía resalta la belleza agreste del paisaje, creando un telón de fondo adecuado para las situaciones absurdas que se desarrollan. Sin embargo, la película podría haber apostado por un uso más audaz de la cámara y la iluminación para enfatizar la transformación emocional de los personajes.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Owen Wilson se desvive en el papel de Andy, transmitiendo de manera convincente su frustración, su confusión y, finalmente, su aprendizaje. Kaitlin Olson aporta una frescura y una naturalidad a Elizabeth, la esposa de Andy, que equilibra la comedia con momentos de vulnerabilidad y empatía. El reparto de personajes secundarios es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Cada uno de ellos se destaca por ser un poco más exagerado y peculiar que el anterior, contribuyendo a la atmósfera general de humor absurdo.

El guion, escrito por Ben Weather's y Ted Green, se basa en diálogos inteligentes y situaciones cómicas que, a pesar de su desenlace un tanto predecible, mantienen al espectador entretenido. No obstante, el guion podría haber profundizado en la exploración de las motivaciones de los personajes y en la resolución de algunos conflictos secundarios. La película se centra en el humor superficial, pero deja espacio para una reflexión más matizada sobre la identidad, las expectativas y la búsqueda de la felicidad. Se podría haber jugado más con las críticas sociales implícitas en la premisa.

Nota: 7/10