Babe 2: El Cerdito en la Ciudad (1998)

“Babe: El Cerdito en la Ciudad” es, en muchos aspectos, una decepción palpable en comparación con su predecesora. La película, lejos de explorar las nuevas complejidades que la situación urbana podría haber ofrecido, se sumerge en una torpe y predecible comedia familiar que, lamentablemente, carece de la calidez y el encanto que caracterizaron la primera entrega. La premisa de llevar a Babe a un concurso de mascotas para salvar a la granja es, en teoría, interesante, pero la ejecución se siente repetitiva, intentando replicar el éxito original sin aportar nada nuevo.

La dirección de Dean Miller es competente, pero excesivamente centrada en la comedia visual. Hay momentos de gracia, como las situaciones en las que Babe interactúa con los extraños en la ciudad, pero estas se diluyen en un flujo constante de gags prefabricados y personajes caricaturescos. La película sacrifica el ritmo y la tensión por el simple placer de mostrar situaciones absurdas, perdiendo de vista la historia que se supone que está contando. Se percibe una falta de audacia narrativa y, como consecuencia, un guion superficial que se basa en clichés y situaciones inverosímiles. El humor, en gran medida, es infantil y no alcanza a enganchar a un público adulto.

Las actuaciones son aceptables, aunque ningún actor logra realmente destacar. James Cromwell, como el granjero Arthur Hoggett, ofrece una interpretación correcta, pero su personaje no evoluciona de manera significativa. Elisha Cuthbert, en el papel de la joven y ambiciosa periodista, intenta inyectar vitalidad al papel, pero su personaje es poco más que un accesorio para la trama. El propio Babe, interpretado por un cerdito CGI (ya no es tan impresionante como antes), se ve sobreexpuesto y utilizado excesivamente para generar risas. Su comportamiento, aunque caricaturesco, a veces parece forzado y menos natural que en la primera película.

Uno de los principales problemas de “Babe: El Cerdito en la Ciudad” reside en su falta de originalidad y en su evidente intento de explotar la nostalgia. La película no ofrece ninguna perspectiva fresca ni innovadora sobre el universo de “Babe”. En lugar de eso, se limita a repetir fórmulas probadas, sin lograr capturar la esencia de la primera entrega. La banda sonora, aunque agradable, tampoco contribuye a mejorar la experiencia. Se siente más como un anuncio de productos para mascotas que como una película genuinamente entretenida. El tono general es demasiado ligero y superficial, evitando cualquier exploración más profunda de temas como la perseverancia, la amistad o el valor del trabajo duro.

Nota: 5/10