Babylon A.D. (2008)

“Babylon A.D.” es, sin duda alguna, una película que incomoda. No de una manera que invite a la reflexión y al debate, sino de una forma visceral y caótica que, aunque visualmente impactante, termina siendo frustrante en su ejecución. Damien Chazelle, conocido por su talento para dirigir thrillers vibrantes como "La La Land" y "Los Perdedores", se aventura en un futuro distópico brutal y, aunque el resultado es ambicioso, se siente como si estuviera luchando contra el propio material.

La película, ambientada en un mundo post-apocalíptico gobernado por la anarquía y el caos, presenta una visión de futuro sombría y desoladora. La dirección de Chazelle es evidente: hay un uso abundante de colores saturados, planos contrapicados frenéticos y una banda sonora implacable que buscan sumergir al espectador en la atmósfera de este mundo en ruinas. Sin embargo, esa intensidad visual, en lugar de reforzar la narrativa, a menudo termina abrumando la historia. Las secuencias de acción, aunque coreografiadas con maestría, se sienten repetitivas y carecen de un propósito claro más allá de la mera espectacularidad. La película nunca realmente nos permite respirar, siempre nos bombardea con estímulos visuales.

La banda sonora, compuesta por Justin Hurwitz, es un elemento fuerte, sin duda. Evoca la tensión, la violencia y una extraña melancolía que se enmarca a la perfección con la desesperación del mundo. Sin embargo, también contribuye a la sensación de sobrecarga que la película provoca. La música parece actuar como una fuerza autónoma, casi como un personaje secundario que no siempre sirve al desarrollo de la trama.

Actualmente, las actuaciones son desiguales. Diego Calva, como Hugo Toorop, ofrece una interpretación convincente, demostrando su habilidad para transmitir la desesperación y la confusión del personaje. Sin embargo, el resto del elenco, especialmente Brad Pitt, no logra alcanzar el mismo nivel de intensidad. Pitt, en particular, parece desmotivado, ofreciendo una actuación apática que, lamentablemente, no justifica su presencia en la historia. El resto del equipo de reparto contribuye, en su mayoría, a reforzar esa sensación de desconexión de la trama.

El guion es, sin duda, el punto más débil de la película. La historia, aunque tiene un concepto interesante, se desarrolla de manera confusa y fragmentada. Las motivaciones de los personajes son poco claras, y los diálogos a menudo son poco naturales y torpes. La trama se pierde en un laberinto de subtramas y personajes secundarios que no contribuyen significativamente al desarrollo de la historia principal. La película se enfoca en la estética y la acción, descuidando completamente la construcción de la narrativa. El concepto de 'protección' que impulsa al protagonista se diluye en un mar de violencia y situaciones que, aunque visualmente impactantes, carecen de un significado profundo.

Nota: 5/10