Bad Boys (1983)

“Bad Boys” no es una película que busque reinventar la rueda del género policial. Se trata de un espectáculo explosivo, un exceso de adrenalina y un escape innegable a la violencia, pero que, a pesar de sus defectos, logra resultar sorprendentemente entretenida. La película, estrenada en 1995, se centra en la dura realidad de la delincuencia juvenil en Chicago, un microcosmos de pobreza, desesperación y la constante lucha por la supervivencia. El guion, escrito por Steven E. de Souza, no intenta explorar las causas profundas de la criminalidad, sino que se limita a sumergirnos en la acción y en la dinámica entre dos policías, Marcus Burnett y Mike Lowrey, que se ven envueltos en una trama de persecuciones, tiroteos y situaciones peligrosas.

Will Smith y Martin Lawrence, en sus primeros grandes papeles juntos, ofrecen interpretaciones sólidas y divertidas. Smith, como Marcus, el policía experimentado y algo cínico, aporta la seriedad y la veteranía necesarias al equipo. Lawrence, por otro lado, brilla con su energía desenfrenada y su química innegable con Smith. La comedia, a menudo, se basa en el contraste entre el estilo más metódico de Marcus y la impulsividad de Mike, generando momentos genuinamente graciosos. Pero lo que realmente funciona en la película es la tensión que se genera entre ambos, y la manera en que sus diferencias se convierten en una fortaleza cuando trabajan juntos.

La dirección de Joe Carnahan, aunque a veces estilizada en exceso, logra mantener el ritmo trepidante de la trama. Las escenas de persecución son espectaculares, y el uso del sonido y la música contribuye significativamente a la atmósfera de caos y peligro. Sin embargo, es importante señalar que la película, en su afán por ser explosiva, recurre a clichés del género, como el tiroteo en el coche, el enfrentamiento en un club nocturno o la persecución a alta velocidad. No obstante, la película logra compensar estas limitaciones con una estética visual llamativa y una banda sonora apropiada.

La trama, si bien simple, permite explorar la relación entre Marcus y Mike, y el lector/espectador se ve arrastrado por el caos y la imprevisibilidad de sus acciones. La película plantea, de forma superficial, cuestiones sobre la justicia, la ley y la moralidad, pero su enfoque principal reside en el entretenimiento puro. “Bad Boys” no es una obra maestra cinematográfica, pero sí un ejemplo de cómo se puede hacer un buen policía-acción, sin necesidad de complicaciones narrativas excesivas. Es un disfrute rápido, visceral y, en definitiva, un clásico de los 90 que sigue siendo capaz de provocar una buena dosis de risas y adrenalina.

Nota: 7/10