“Bad Boys: Ride or Die” no es, obviamente, una obra maestra cinematográfica. Pero, como su nombre indica, ofrece una dosis potente de la acción desenfrenada y la comedia sin tapujos que han convertido a la saga 'Bad Boys' en un referente del cine de género. Esta entrega, dirigida por Adil & Bilall, lleva la fórmula a un nivel ligeramente superior, aprovechando su experiencia con la franquicia para ofrecer secuencias de persecución y explosiones grandiosas, aunque ya con cierto cansancio visual en algunos momentos. La dirección es competente, logrando mantener el ritmo frenético y el sentido del humor, pero no se atreve a romper demasiado con lo establecido, lo cual podría resultar decepcionante para aquellos que esperan una reinvención radical.
La química entre Will Smith y Martin Lawrence es, como siempre, el corazón de la película. Su amistad, basada en décadas de mala vida y complicidad, sigue siendo el elemento más atractivo. Smith, a pesar de su edad, demuestra que aún conserva la energía y la capacidad para el humor físico que lo caracterizaron en su juventud. Lawrence, por su parte, ofrece un contrapunto perfecto, mostrando una vulnerabilidad y una sabiduría que equilibran la exuberancia de Smith. Sus diálogos, escritos con un ingenio rápido y directo, son el pilar fundamental del humor de la película. Sin embargo, a veces la comedia se vuelve un poco repetitiva, recurriendo a clichés y a las mismas bromas de entregas anteriores.
El guion, aunque entretenido, se centra en un cliché bastante trillado: dos policías corruptos se ven obligados a colaborar para resolver un caso y, en el proceso, redimirse. La trama, que involucra un diamante robado y una red de tráfico de drogas, se siente superficial y carente de profundidad. El desarrollo de los personajes secundarios es prácticamente inexistente, relegados a roles de alivio cómico que no llegan a explorar su potencial. El ritmo, aunque constante, a veces se siente apresurado, lo que dificulta la conexión emocional con los protagonistas. Se intenta introducir algunos elementos de thriller, pero estos se diluyen en la habitual explosión de acción y comedia.
Visualmente, "Bad Boys: Ride or Die" es un festín para los ojos, especialmente en las escenas de acción. Las persecuciones a pie y en coche son impresionantes, coreografiadas con maestría y utilizando planos espectaculares. La banda sonora, con un ritmo electrizante, complementa perfectamente la acción. Sin embargo, la paleta de colores, aunque vibrante, puede resultar abrumadora en ciertos momentos, contribuyendo a esa sensación de exceso visual. La producción, como siempre, es impecable, con un alto nivel de detalle y una gran inversión en efectos especiales.
En definitiva, "Bad Boys: Ride or Die" es una película de acción y comedia que cumple con las expectativas de los fans de la saga, ofreciendo una dosis de entretenimiento sin pretensiones. No es una obra maestra, pero sí una película divertida, llena de momentos memorables y con una química innegable entre sus dos protagonistas. Es un final digno para la saga, aunque quizás no el más emocionante. Es un producto de consumo diseñado para el público que busca una escapada explosiva y desenfadada.
Nota: 6.8/10