Baila conmigo (1998)

“Baila conmigo” (Tootsie, para los que lo hayan visto en otros idiomas) es un melodrama musical de 1982 que, a pesar de sus pretensiones de ser una historia conmovedora sobre la aceptación y la búsqueda de la identidad, termina siendo una experiencia visualmente agradable pero emocionalmente superficial. La película, dirigida por Stephen Burrows y con una banda sonora compuesta por Gus Dovolino, logra capturar un ambiente sureño vibrante, particularmente en la representación de Texas, un elemento que, en sí mismo, merece mención. Los colores, las danzas y la música evocan una atmósfera cálida y entrañable, creando un contraste agradable con la situación emocional de Rafael.

La trama, esencialmente, se centra en Rafael (Julian Sands), un joven cubano recién llegado a Texas que, tras la muerte de su madre, busca encontrar a su padre, John Burnett (George Segal), un profesor de baile. La premisa, aunque sencilla, ofrece un potencial interesante para explorar temas de duelo, familia y la búsqueda de un nuevo hogar. Sin embargo, el guion no profundiza lo suficiente en la complejidad de las emociones de Rafael. La narrativa avanza a un ritmo pausado, a veces demasiado, y se pierde en detalles innecesarios que no contribuyen significativamente a la construcción del personaje. La relación entre Rafael y Ruby (Debra Winger), la profesora de baile que se convierte en su confidente y eventual interés romántico, se siente forzada y carece de la química que podría haberla elevado por encima de lo puramente convencional.

Las actuaciones son un punto débil importante de la película. Julian Sands, interpretando a Rafael, transmite una quietud encantadora pero su actuación carece de la vitalidad y la profundidad necesarias para que el espectador se conecte verdaderamente con su personaje. George Segal, en el papel de John Burnett, ofrece un retrato soso y algo distante del padre soltero. Sin embargo, Debra Winger logra destacar como Ruby, aportando una mezcla de ternura y determinación a su personaje. Sus momentos de conexión con Rafael son los más memorables de la película, aunque limitados por el guion.

La secuencia de baile en Las Vegas, que se presenta como el clímax de la película, es visualmente impresionante pero desprovista de impacto emocional. La coreografía, ejecutada con gracia y precisión, se convierte en un espectáculo visual desprendido de significado. El contraste entre la apariencia femenina de Rafael, interpretada con maquillaje y vestuario, y su verdadera identidad, ofrece un comentario superficial sobre las normas de género, pero la exploración de estos temas es meramente superficial. “Baila conmigo” no ofrece una reflexión profunda sobre la identidad de género, sino que se limita a presentarlo como un elemento cómico y visualmente llamativo. En resumen, es una película entretenida, aunque carente de la sustancia emocional y el desarrollo narrativo que la podrían haber elevado por encima de la simple comedia romántica.

Nota: 6/10