Bait (2000)

“Bait” (La Trampa) es una película que, a primera vista, promete un thriller tenso y lleno de giros, y en gran medida lo cumple. Sin embargo, la película no solo se limita a la entrega de un suspenso procedural, sino que se adentra en una exploración inquietante de la soledad, el arrepentimiento y la deshumanización, elementos que a veces se pierden en este tipo de narrativas. La película, dirigida por el dúo Jay Skiba y Mark Lewis Bacon, se centra en Alvin Sanders (Barry Keoghan), un ex-ladrón de bancos en busca de redención después de un pasado turbulento. La trama se desarrolla a partir de la inminente ejecución de un robo de cuarenta millones de dólares, una operación que deja un rastro sangriento y pone al detective Edgar Clenteen (Ben Mendelsohn) en una carrera contra el tiempo para detener a los criminales y, sobre todo, entender la motivación detrás de sus actos.

La película se distingue por su ritmo deliberadamente lento y su atmósfera opresiva. Se centra mucho en la relación entre Alvin y el detective Clenteen, un vínculo construido en una tensión constante de desconfianza y, eventualmente, un extraño tipo de comprensión. Ben Mendelsohn ofrece una actuación memorable, dotando al detective de una profunda melancolía y una genuina sensación de estar atormentado por sus propios errores pasados. Su interpretación es la columna vertebral emocional de la película, y se ve a menudo obligado a tomar decisiones moralmente cuestionables. Barry Keoghan, por su parte, ofrece una actuación sutil pero poderosa. Su Alvin Sanders es un personaje complejo y profundamente imperfecto. Keoghan evita la exposición excesiva, en su lugar, transmite la desorientación y la desesperación de un hombre que ha perdido todo y busca desesperadamente una manera de recomenzar, aunque esta búsqueda le lleve a la oscuridad.

En cuanto al guion, “Bait” se beneficia de su enfoque en los personajes. A pesar de la trama compleja que involucra un robo multimillonario, la película se centra principalmente en la psicología de Alvin y su interacción con Clenteen. Los diálogos son efectivos, aunque a veces pueden resultar un tanto artificiosos, y la película evita caer en clichés del género. Sin embargo, la película a veces se permite ser demasiado lenta, y algunas escenas podrían haberse recortado para mantener un ritmo más dinámico. La dirección visual es sólida, utilizando una paleta de colores apagados y escenarios grises para acentuar la sensación de desolación. El sonido es particularmente eficaz, con un diseño sonoro que contribuye significativamente a la atmósfera inquietante de la película. El uso del sonido ambiental y los silencios, combinados con una banda sonora minimalista, crean una experiencia auditiva que te mantiene al borde de la silla. En definitiva, "Bait" es una película que, aunque no revolucionaria, sí que es visualmente atractiva y ofrece un estudio psicológico interesante, aunque con algunas concesiones en el ritmo.

Nota: 7/10